ANDRÉS PAJARES

Es irritante el empeño que pone el tiempo en llevarme la contraria. Si en Diciembre de 2007 dedicaba una entrada al actor Fernando Esteso, refiriéndome a él como el perdedor de la pareja cómica que fueron Pajares y Esteso (algo así como los Laurel y Hardy casposos del cine español durante esa etapa del cine post-franquista que fue el destape) hoy debo retractarme, pues Andrés Pajares ha caido más bajo de lo que lo hiciera el alcohólico y desempleado Esteso. Pajares, quien tras su paso por el cine del populacho, tanto con sus películas con Fernando Esteso como con películas propias como la bizarra El Liguero Mágico (les recomiendo que visiten el capítulo de Fernando Esteso para saber más de la historia de la pareja), se hizo un nuevo nombre gracias a sus colaboraciones con Luis García Berlanga (Moros y Cristianos) o Carlos Saura (¡Ay Carmela!). Tras su nueva faceta de actor respetable Pajares siguió consiguiendo trabajo como actor (al contrario que su antiguo compañero, Esteso) en películas populares como la adaptación del comic Makinavaja y la serie televisiva ¡Ay Señor, Señor! que le mantuvo activo. Los últimos años, sin embargo, han sido oscuros para el actor. Escándalos televisivos de toda índole: divorcio con su mujer dispuesta a airear los trapos sucios, su hijo reconociendo que fue maltratado por Pajares al confesar su homosexualidad, rumores de que mantenía relaciones íntimas con su hija ilegítima, sumados a su consumo de drogas y a un estrepitoso fracaso profesional ya que su última obra tuvo que ser cancelada por falta de público, han acabado por fragmentar la desiquilibrada psique del actor. Después de organizar toda una serie de lamentables espectáculos frente a las cámaras, este semana entró disfrazado con una gorra y un bigote postizo al bufete de sus abogados. Armado con un spray irritante y una pistola de juguete, amenazó a todos los presentes. Roció con el spray a una mujer y mordió a uno de los abogados en la mejilla, cual Max Cady. Finalmente fue reducido y pasó a manos de la policía. Me temo que la historia irá más allá, para disfrute de esos vomitadores de carnaza que son los periodistas. Pero no hablaremos más aqui del tema. Baste de decir que me equivoqué, una vez más. La historia nos demuestra que, cuando hablamos de ídolos de barro, siempre se puede caer más bajo.



ROBERT JOHNSON

Si es usted un ferviente seguidor de la mitología cristiana, creerá en el Diablo. Y si es seguidor de la mitología del blues, no tendrá ninguna duda de quién fue el Diablo sobre la tierra, el señor Robert Johnson. Johnson, nacido en 1911, fue la primera figura legendaria del blues, y quien dotó al género de sus primigenias cualidades estéticas. En el terreno biográfico, dotó al género de una siniestra mitología que heredó el nieto del género, el rock'n'roll. Sólo dejó grabadas 29 canciones y las dos fotos de este capítulo son la única prueba gráfica que queda del paso de Johnson por esta vida, pero sólo eso fue suficiente para revolucionar el mundo de la música y seguir considerando al guitarrista, un siglo después de su nacimiento, una de las figuras más importantes de la música. En las letras de Johnson se mezcla la superstición con el desamor. Tenía una forma de tocar que supuso un salto en la forma del blues. Nadie sabe cómo Johnson llegó a tocar la guitarra de aquella forma, de un modo que nadie había oído antes. Así creció la leyenda que dice que vendió el alma al diablo en un cruce de caminos en Misisipi. En su vida fue un hombre conflictivo, vivió la muerte de su primera esposa y se dice que murió envenenado por un marido celoso, aunque también es probable que lo hiciera debido a la sífilis. De ser cierta su fecha de nacimiento murió con 27 años, en 1938, y su influencia en la música posterior es tal que podemos afirmar que sin él no habría rock'n'roll tal y como lo conocemos.


COMED, COMED, MALDITOS

Si lo que vamos a organizar es una cena, tampoco estaría mal tener en cuenta invitar a nuestros comensales en base a su apetito. Habrá que pensar en todo, digo yo, si queremos organizar la velada. Por tanto recomiendo no invitar a Karen Carpenter, cantante del dúo The Carpenters, porque me temo que no comería ninguno de nuestros deliciosos platos. El dúo estaba formado por dos hermanos, Karen y Richard, y fueron los máximos exponentes del pop melódico que dominó las listas de éxitos de EEUU en los años 70. Descubiertos por Herb Alpert, tendrían su primer número 1 con el tema Close to You de Burt Bacharach. Durante toda la década y hasta su último disco en 1981 tendrían numerosos éxitos. En 1983, con sólo 32 años, Karen moría de un ataque al corazón causado por su anorexia. Fue el primer personaje público en morir a causa de esta estúpida enfermedad. Estúpida por estar causada por los intereses creados de esta sociedad superficial y vacía.


En el otro extremo de la balanza se presentan aquellos comensales a los que no invitaríamos por miedo a que vaciaran nuestra despensa. Desde luego que no hablaremos de honorables obesos del cine (Orson Welles, Charles Laughton...) ni tampoco de aquellas actrices que se vieron exiliadas del celuloide por no encajar con los estereotipados modelos de belleza de Hollywood (las maravillosamente bellas a la par que orondas Nancy Allen, Kathleen Turner y Kristie Alley). Nunca he considerado la obesidad un inconveniente para la belleza, más bien al contrario. Pero debemos dedicar este último apartado de nuestro escalofriante relato del día a la singular glotonería de dos mitos de la autodestrucción por exceso de calorías como son Marlon Brando y Elvis Presley. Invitar a cualquiera de estos avariciosos comilones en la última de etapa de sus vidas significaría dejar sin comida al resto. En el caso de Brando, el mejor actor de todos los tiempos, y un apolíneo e inmaculado, musculoso y sudado, salvaje y viril, violento y sexual, objeto de belleza masculina, optó por la destrucción del mito que había creado. Tras una década, los 60, sembrada de malas películas que ensombrecieron su leyenda, y el enaltecimiento de un ego cada vez más inflamado, Brando decidió destruir su propia imagen de icono sexual. Tras innumerables aventuras sexuales, entre las cuales mi preferida es cuando una desconocida fan entró en su casa y le ungió los pies como si fuese su Jesucristo particular (recomiendo leer su autobiografía, Las canciones que mi madre me enseñó) y una isla sembrada de hijos ilegítimos, Brando decidió hacer caer el mito mediante compulsas ingestiones de platos de arroz. Su objetivo era destruir al monstruo que había creado. Y lo consiguió. Pero no sólo destruyó al monstruo de belleza física. También al actor. Porque saltando el paréntesis de finales de los 70 (El Padrino, Apocalypse Now, El Último Tango en París), Brando no volvió a hacer más que malas películas o apariciones especiales. Un caso más trágico fue el de Elvis, ya que no creo que nunca fuera consciente de su autodestrucción. Elvis sumó a los últimos años de su vida, dominada por su maquiavélico manager, el coronel Parker, la muerte de su madre, el abandono de su mujer Priscilla, la continúa ingestión de barbitúricos y las tremendas comilonas que fueron ensanchando el cuerpo del Rey del Rock. Elvis desayunaba unos enormes filetes y se hinchaba a comer el resto del día. Era tan aficionado a la carne que existe la leyenda de que inventó la hamburguesa con queso. Su amor por la comida basura hizo que alcanzara los 130 kilos en el momento de su muerte.


TIMOTHY LEARY

Las drogas sólo sirven para esconderse y a mí no me gusta ni esconderme ni la gente que se esconde.
Frank Zappa

Empezamos nuestro episodio de hoy con una frase de Zappa, uno de los pocos músicos que criticó abiertamente la glorificación del consumo de drogas en los 60. Por desgracia Zappa era una rara avis en la década prodigiosa, una era donde se relacionaba el uso de sustancias alucinógenas como una vía para explorar el propio ser y otras dimensiones. El personaje del que hablaremos hoy, Timothy Leary, fue el gurú del LSD. Aunque el inventor del popular ácido lisérgico fue el doctor Albert Hoffman, un químico que descubrió la sustancia por accidente en 1943, fue Leary su mayor difusor en los años 60, y el mayor responsable de su uso a nivel masivo. Leary era profesor de psicología en la Universidad de Harvard que en 1961 desarrolló un programa de estudio de la sustancia. Como un niño con caramelo nuevo, Leary se emocionó con la faceta hedonista del producto, que pronto mezcló con una filosofía místico-oriental. El consumo de los estudiantes se disparó y Leary fue expulsado dela Universidad.

Ya fuera del ámbito universitario, Leary se convirtió en un gurú de la cultura psicodélica. Aconsejaba el abandono de lo material y la experimentación con el LSD. Siguió experimentando y escribiendo libros en los que mezclaba sus cuelgues con filosofía tibetana. Leary tuvo varias detenciones y problemas con la ley, él contraatacó presentándose como candidato para gobernador de California, compitiendo con Ronald Reagan. En 1969 se une a la famosa protesta de John Lennon y Yoko Ono en la cama. La vida de Leary en los 70 es una continua carrera, con fugas de prisiones, huídas a otros países y todo tipo de rocambolescas aventuras. Richard Nixon lo etiqueta como "el hombre más peligroso de EEUU". En los, encarcelado, continúa su producción literaria, siendo compañero de celda de Charles Manson. Muere en 1996 de cáncer de próstata. Su influencia en la cultura popular de los 60 es amplia, sobre todo en la música pop. Lennon, con el que participó en la grabación de Give Peace A Chance, no habría escrito Lucy In The Sky With Diamonds de no ser por la influencia de Leary, ni los Pretty Things la más directa LSD. También es nombrado en canciones de The Who (The Seeker), the Moody Blues (Legend Of A Mind) y en el popular tema del musical Hair, Let The Sunshine In.

Viendo la leyenda de Lieary nos podría parecer un simpático Robin Hood lisérgico que luchaba contra el malvado gobierno de EEUU. Nada más lejos de la realidad. Leary fue, sin saberlo, un títere de la administración estadounidense, interesada en desprestigiar al movimiento estudiantil en EEUU. Recordemos que fue el movimiento en las Universidades una de las mayores presiones frente a la intervención militar en Vietnam. Al gobierno le interesaba destruir y desprestigiar al movimiento social desde dentro. Y las drogas funcionaron a la perfección. La imagen del hippy idiotizado por las drogas ha perdurado sobre la del joven comprometido con su tiempo. Leary fue un instrumento utilizado por el Gobierno. Como muestra vale saber que la CIA utilizaba el LSD en sus interrogatorios. Y respecto a los que sigan pensando que el LSD contribuyó a la creatividad de la música en los años 60... yo no dejo de pensar que Syd Barrett, el genial e imaginativo líder de los Pink Floyd originales, seguiría vivo de no ser por cómo los alucinógenos se comieron sus cerebros. Los genios que desarrollaron su potencial en los 60 lo hicieron gracias a su imaginación, a sus cualidades humanas. Y quien piense que lo hicieron gracias a sustancias externas, es que prefieren estar dormidos. Y no me voy a molestar en despertar a nadie, no tengo vocación mesiánica como Leary.



JOHN KENNEDY TOOLE

El novelista norteamericano John Kennedy Toole ejemplifica a la perfección la figura del escritor perdedor. No vio su obra publicada en vida, pero a su muerte se convirtió en una obra de culto que sobrevive hasta nuestro días como una de las novelas más vendidas de todos los tiempos, La Conjura de los Necios. Sería su única gran obra (la otra es una obra de juventud, la Biblia de Neón), una demoledora y humorística crítica al modo de vida americano protagonizada por uno de los perdedores más memorables de la literatura, el obeso Ignatius Reilly. Toole intentó hacer pasar su manuscrito a editores, pero fue rechazado en repetidas ocasiones. Era una obra adelantada a su tiempo. Finalmente, destrozado por el escaso interés hacia su obra maestra y confuso hacia su propia identidad sexual, Toole se suicida en 1969 con 32 años. Para ello ciega el tubo de escape de su automóvil y deja que el monóxido de carbono le envenene poco a poco. La nota de suicidio que dejó fue destruida por su autoritaria madre, quien, paradójicamente, logró que la obra de su hijo fuese publicada tras su muerte, en 1980. En 1981 Toole y su obra recibieron póstumamente el premio Pulltizer.

MARIANO JOSÉ DE LARRA

Larra era un fetichista. Un fetichista romántico, pero fetichista al fin y al cabo. Como periodista costumbrista y crítico literario supone una de las cumbres del Romanticismo español. Se le considera uno de los padres del periodismo en España, gracias a sus artículos satíricos con los que criticó fuertemente el absolutismo y el carlismo. En su carrera escribió tragedia y novela histórica, pero es recordado sobre todo por sus artículos periodísticos, que escribió bajo seudónimos como El Duende o Fígaro. Larra murió con sólo 28 años en 1837 cuando, tras muchos desengaños amorosos, se pegó un tiro. El fetichismo romántico de Larra y su generación, un romanticismo que culminaba en la muerte a causa del desamor o del amor llevado hasta sus últimas consecuencias, hizo que Larra se suicidara frente a un espejo para conservar en su retina ese último y glorioso momento. Por desgracia no conservó mucho tiempo ni el recuerdo ni la retina.

DOG POLICE

El nombre del grupo es Dog Police. En los ochenta sacaron un disco llamado Dog Police, del que rescatamos esta canción llamada, ¿adivinan?, Dog Police. No puedo decir mucho más, lo siento. Sólo que se sienten a disfrutar de uno de los video-clips más delirantes de todos los tiempos.

EL PLAGIO EN EL CARTEL DE CINE

Hoy revisaremos algunos casos de plagio flagrante cometido en carteles cinematográficos. Faltan muchos, pero estos son algunos ejemplos del delito.

Capítulo 1: El clásico
Hablar de Saul Bass es hacerlo de uno de los mayores genios de la historia del cine. Fue el más revolucionario autor de carteles y títulos de crédito del cine. Suyos son: Psicosis, El Hombre del Brazo de Oro, West Side Story, Casino, La Edad de la Inocencia, Plan Diabólico, Uno de los Nuestros, La Cuadrilla de los Once, Vértigo, El Hombre de la Pistola de Oro, La Tentación Vive Arriba... Como creador gráfico Saul no tiene igual, representa el estilo de los años 60 con referencias lineales, sencillas pero muy atractivas. Y su estilo ha sido uno de los más copiados por gente sin mucha imaginación. Baste el grosero ejemplo de una de las obras más conocidas de Bass, el estupendo cartel de Anatomía de un Asesinato (Anatomy of a Murder, 1959) de Otto Preminger, y el plagio cometido por el autor del cartel de Camellos (Clockers, 1995) de Spike Lee.

Capítulo 2: "Homenajes"
La sombra de Peckinpah es alargada... En el cartel original de la obra maestra del western Grupo Salvaje (The Wild Bunch, 1969) de Sam Peckinpah los otoñales forajidos aparecían de espaldas, y sus sombras se comían el cartel. Quentin Tarantino tomó la idea original y la adaptó para el cartel de su primera película, Reservoir Dogs (1992). La película bebía de diversas influencias, desde el western crepuscular personalizado en Grupo Salvaje hasta cintas de cine negro de las que tomó la estructura temporal (Atraco Perfecto) o el detallito de los nombres de colores (Pelham 1, 2, 3). Tarantino, un mitómano en toda regla, ha basado el resto de su sobrevalorada carrera en fusilar el spaguetti western, el giallo, el cine de artes marciales, la blaxpoitation... aunque en su caso, claro, es un "homenaje".


Capítulo 3: Cuestión de género
Hablando de géneros (cinamatográficos) la imaginación brilla por su ausencia. Si elegimos hacer una película de aventuras, digamos, elegiremos para promocionarla papiro agrietado y los rostros de los protagonistas. Es el caso de Hook (1991) de Steven Spielberg y La Isla de las Cabezas Cortadas (Cutthroat Island, 1995), cuyo parecido es sospechoso.


El thriller fue el género de moda en los últimos 80 y primeros 90. En él se mezclaban relaciones tormentosas, familias rotas y algo de psicopatía. Atracción Fatal (Fatal Attraction, 1987) fue el título fundacional que originó muchos títulos con nombre y sustantivo terrible y más de un disgusto para el atormentado Michael Douglas (no nos extraña que el hombre acabara siendo adicto al sexo, con tanta tentación en el trabajo). Robert Redford se sumó a la moda con Una Proposición Indecente (Indecent Proposal, 1993), cuyo cartel también jugaba con el recurso gráfico, algo obvio, de la ruptura del núcleo familiar ejemplificada por un jirón.


Un género que no brilla por su originalidad es el cine de acción. Pero en este caso el plagio es bastante grosero, sustituyan el avión por un autobús y los morritos de Bruce Willis por la cara de pánfilo de Keanu Reeves y tendrán la diferencia entre el cartel de La Jungla de Cristal 2 (Die Hard 2, 1990) y Speed (1994).


Por último, un clásico: la pierna de la señora Robinson (Anne Bancroft) enfundándose la media en El Graduado (The Graduate, 1967). Un atónito Dustin Hoffman es sustituido por un siniestro Michael Caine en el homenaje de Brian de Palma (otro plagiador célebre, en este caso de Hithcock) en uno de sus títulos más calenturientos de su filmografía: Vestida Para Matar (Dressed to Kill, 1980). La nueva pierna era de Angie Dickinson, demostrando una bellísima (y erótica) madurez.


Capítulo 4: Parodias
Hablaremos por último de las parodias tan populares en nuestros días. Hay tantas que nos aburriríamos al recogerlas todas. Basten estos dos (lamentables) ejemplos. Prueben a sustituir a Clark Gable por Chevy Chase. No creo que haga falta decir más.


La película de psicópatas más famosa de los años 90 (y hubo muchas, pero muchas muuuchas), El Silencio de los Corderos (Silence of the Lambs, 1991) sufrió una terrible versión humorística, El Silencio de los Borregos (Il Silenzio dei Prosciutti, 1994). El cartel sustituía a Jodie Foster por el orondo melbrooksiano Dom DeLuise que en la película hacía el papel de Dr. Annibal Cannibal Pizza (ejem).


DEJAD QUE LOS NIÑOS... SE ACERQUEN

Hoy trataremos un tema delicado. Pero intentaremos hacerlo con el humor que caracteriza a estas páginas, por no traicionar nuestro escaso estilo, aún tratándose de un tema escabroso. Hablaremos de ciertas celebridades que han sido puestas en entredicho por actividades pedófilas. En el caso de Gary Glitter (foto superior), una de las estrellas más decadentes del glam rock setentero pese a sus 26 éxitos en las listas, su delito fue coleccionar porno infantil. La policía le incautó 4.000 fotos pedófilas en 1999, siendo catalogado como pervertido, tras lo cual su popularidad sufrió un serio revés. Posteriormente fue expulsado de Camboya por delitos sexuales y actualmente está en una prisión vietnamita, acusado de realizar actos abscenos con dos niñas de 10 y 11 años en dicho país. En 2006 fue condenado a cumplir tres años en la cárcel. Glitter, de 63 años, se defendió diciendo que enseñaba a las niñas a hablar inglés, algo que me podría llegar a creer, sobre todo si tenemos en cuenta que uno de sus mayores éxitos fue la canción Do You Wanna Touch Me (Oh Yeah) (¿Quieres tocarme?, oh sí). Desafortunadamente para los infantes del mundo el depravado Glitter saldrá de prisión el próximo Agosto. Otro acusado de coleccionar porno infantil fue Pete Townsend, guitarrista y alma mater de The Who, quien se justificó diciendo que estaba realizando un estudio sobre la pedofilia. En el caso de Townsend la cosa viene de lejos, ya que él mismo sufrió abusos por parte de su abuela. Acabamos nuestra historia del día con el pedófilo preferido en wonderland, Michael Jackson, un personaje que vive en una burbuja, tenía un zoo privado, se casó con la hija de Elvis, contrató una madre de alquiler para tener a sus hijos, se borró su propia piel (y su nariz)... tantas y tan conocidas excentricidades que no merece la pena ni recordarlas. Sus cargos por pedofilia fueron retirados a golpe de talonario. Él también tuvo una infancia conflictiva, y llegó a decir que Diana Ross había abusado de él. Lo cierto es que él siempre quiso ser Diana. Pero no se puede chico, Diana sólo hay una, y tú no le llegas a la suela del zapato a la diva del soul. Desde sus problemas con la justicia no vende discos y es más impopular en EEUU que los obispos católicos. Imaginamos que echa de menos sus tiempos de gloria junto a Quincy Jones. La última noticia que tengo de Michael es que va a hacer un reality show con sus hermanos, algo que me perturba cada noche, y siempre acabo levantándome con un sudor frío recorriendo mi espalda. Bueno, para quitarnos el mal sabor de boca por el capítulo de hoy les dejo un vídeo estupendo. Y no olviden mineralizarse y vitaminizarse. ¡Kolemar!




TELEVISIÓN Y ALCOHOL

Hoy recogeremos dos lamentables vídeos en honor de artistas borrachos que hicieron el más sonoro de los ridículos en apariciones televisivas. En el primero el padrino del soul, James Brown, es entrevistado tras ser denunciado por su mujer por malos tratos. Totalmente fuera de sí James empieza a recitar los títulos de sus canciones (¡y a pedir un mango!) en lugar de responder a la periodista. Ella lo sabe manejar bien, desde luego, pero desafortunadamente sigue siendo "a man's world"...



No podemos decir lo mismo del pobre presentador que tuvo la dura tarea de juntar al cantante borracho y malandrín Serge Gainsbourg, cumbre de la provocación y la incorrección de los crooners franceses (desde su censurado J'e T'aime... Moi Non Plus hasta uno de sus últimos temas Lemon Incest en que cantaba en tono erótico con su propia hija) con una joven Whitney Houston. Un Gainsbourg que se cae de la silla se presenta a la Houston diciendo que quiere follarla (!). El presentador le traduce diciendo, "ha dicho que eres estupenda". El problema es que Serge se lo dijo en inglés y... por la cara de Whitney lo entendió perfectamente. Penoso.


ED GEIN

Algunos de los escasos lectores de este blog me acusan de ser excesivamente morboso. Y el capítulo de hoy no va a hacerles cambiar de idea. De nuevo debemos hablar de un psicópata, en este caso más que justificadamente ya que es uno de los personajes más influyentes en la cultura popular del siglo XX. Tanto el cine como la literatura y la música se han hecho eco de la infame leyenda del tierno asesino Ed Gein. Era un hombre marcado por una madre posesiva, cuyo fanatismo religioso acabó por trastornar la frágil mente de Ed. Al morir su madre en 1945, éste tapió su habitación. En el proceso se convirtió en un hombre taciturno y perturbado, que comenzó a profanar tumbas, robando los cadáveres que encontraba. Como si fuese un artista Ed transformaba los cuerpos inertes en piezas únicas, haciendo un collar de labios humanos, una calavera que servía de plato sopero, un cinturón hecho con pezones, lámparas forradas con piel humana, un chaleco hecho con vaginas... La lista de objetos que encontró la policía al descubrirle en 1957 es extensa. Y por encima de todos destaca un traje que se había contruido con trozos de las pieles de los cadáveres. Ed se vestía con su traje de mujeres muertas y salía de noche a bailar a la luna, en un caso extremo de travestismo necrofílico. De paso Ed había pasado de robar cadáveres del cementerio al asesinato. En 1954 asesinó a la camarera Mary Hogan y en 1957 la dependienta Bernice Worden. La desaparición de la última fue lo que puso a la policía tras la pista de Ed. No se pudo probar que hubiera practicado canibalismo, pero sí parece que tuvo relaciones sexuales con los cadáveres. Gein fue internado de por vida en un centro para enfermos mentales. Murió en 1984, con 77 años de edad.

El impacto que supuso la detención de Gein para la mojigata sociedad norteamericana de los años 50 fue tremendo. La noticia del truculento caso de Gein y sus "obras artísticas" hizo que el escritor Robert Bloch escribiera su obra más conocida, Psicosis. El libro tomaba la referencia de los traumas infantiles del asesino debido a una madre autoritaria. El Norman Bates del libro era un hombre obeso, que para la versión fílmica Alfred Hitchcock transformó en un genial Anthony Perkins con cierto toque homosexual. La película Psicosis (Psycho, 1960) es uno de esos raros casos en que la obra audiovisual supera al original literario, una joya de terror gótico que Hitch rodó con su equipo de televisión en un blanco y negro que acentuaba las sombras de la historia. Una obra maestra del horror que además tiene un curioso record: ser la primera película en que sale un wáter. En 1974 otra película se basó en Ed Gein, fue Deranged, un film menor que cambiaba nombres y lugares pero claramente inspirada por Ed.

Otra película inspirada en la leyenda de Ed es La Matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, 1974). Esta pieza de terror de culto, dirigida por Tobe Hooper, es una de las cumbres del cine de los años 70, y utiliza varios elementos de la terrorífica vida real, como los decorados basados en la casa de Ed y el hecho de que Leatherface, el asesino del film, lleve cubierta la cara con una máscara de piel humana. La película originó una larga saga, con tres secuelas, un remake y una precuela. El popular thriller de los años 90 El Silencio de los Corderos (Silence of the Lambs, 1991) también tiene a un personaje inspirado por Ed, Buffalo Bill, quien también se cose en la película un traje hecho de la piel de sus víctimas. Dos películas pasan por ser biografías audiovisuales de Ed, por un lado Ed Gein (In The Light Of The Moon, 2001) y también Ed Gein: The Butcher of Plainfield (2007), dos aburridos biopics que no pasarán a la historia del cine de terror. Aunque la influencia de Ed se ha vivido sobre todo en el cine, hay grupos musicales como Slayer que le han dedicado canciones, incluso un grupo se llama Ed Gein. El mundo del comic y la literatura también han rendido homenaje en multitud de ocasiones a uno de los asesinos más populares de todos los tiempos.


DALTON TRUMBO

Dejar sin cena a Dalton Trumbo por la caza de brujas sería como acusar al pueblo de Hiroshima por la bomba atómica, pero como quedaba muy largo poner de título "la sociedad norteamericana de los años 50" y no queríamos perder la oportunidad de hablar del sr. Trumbo, le dedicamos un capítulo en nuestra impopular lista de ausentes. Trumbo es uno de los mejores guionistas del Hollywood clásico que vivió la humillación y el ostracismo al ser acusado por el comité de actividades antiamericanas dirigido por el senador McCarthy, arma política encargada de vigilar la "peligrosa influencia comunista" en Hollywood durante la guerra fría. Dalton Trumbo formó parte del grupo conocido como los 10 de Hollywood, un grupo de directores y guionistas de la industria cinematográfica que se negaron a testificar en 1947 en los famosos juicios de la caza de brujas, haciendo una crítica a los métodos utilizados por Mc Carthy y sus seguidores para limitar la libertad de expresión. Debido a esto fueron encarcelados durante un año y pasaron a formar parte de las listas negras de Hollywood. Otros, como Elia Kazan, no tuvieron problemas de conciencia a la hora de delatar a sus compañeros y con ello salvaron su propio cuello. No es un caso tan distinto del que comentamos hace un par de capítulos de Ligeti, quien sufrió la censura stalinista del otro bando.

Dalton Trumbo tenía un pasado peligroso para la cerrada sociedad norteamericana de los años 50. Había sido un miembro activo del partido comunista, escribiendo para el diario oficial del mismo, The Daily Worker, y redactando guiones y obras de teatro en las que dejaba ver su ideología, instando, por ejemplo, a una neutralidad frente a la guerra en Europa, o promoviendo los derechos de los trabajadores, además uno de sus libros era una ardiente crítica antibelicista, Johnny Cogió su Fusil. Todo esto acabó por hacer que el FBI le investigara. Hasta ser incluido en la lista negra Trumbo había escrito guiones para treinta películas en Hollywood. Al salir de la cárcel Trumbo tuvo que exiliarse a México con su familia y, gracias a la ayuda de amigos como Kirk Douglas, logró trabajar bajo seudónimos. Paradójicamente su trabajo más conocido pertenece a esta época, llegando incluso a ganar dos Oscars de la Academia. Dichos premios no pudieron ser recogidos por él, claro está, algo que dejaba en evidencia la hipocresía de Hollywood. El primero fue por el clásico romántico Vacaciones en Roma (A Roman Holiday, 1952), en el que Ian McLellah Hunter pasó por ser el autor, y recogió el premio. El segundo Oscar de su carrera fue por El Bravo (The Brave One, 1957), una emotiva historia de un niño amigo de un toro al que van a matar, que escribió como Robert Rich. Cuando los periodistas empezaron a investigar sobre el guionista fantasma y descubrieron que era el nombre del sobrino de uno de los productores comenzaron las sospechas. La situación era insostenible. Por fin en 1960 el director Otto Preminger le dió el crédito que merecía por la película pro-israelí Éxodo (Exodus, 1960). En el mismo año Kirk Douglas anunció que su próximo proyecto contaría con guión de Trumbo. Se trataba de una película revolucionaria, el primer peplum rodado a la fecha que no trataba temas religiosos, Espartaco (Spartacus, 1960). Douglas había impulsado el proyecto, dolido cuando William Wyler escogió a Charlton Heston para protagonizar Ben-Hur (1959). En el guión se puede ver la mano de Trumbo, que convierte al líder de los exclavos en un proto-socialista. Dirigida por un joven e inexperto Stanley Kubrick que no podía librarse de la sombra alargada de Douglas, protagonista y productor, el film cuenta con uno de los mejores repartos de todos los tiempos, títulos de crédito de Saul Bass, música de Alex North... Y a pesar de todo eso lo mejor es el guión de Trumbo, quien se tomó en serio su vuelta oficial a Hollywood. Entre las escenas más deliciosas de la historia del cine está ese diálogo pseudo-erótico homosexual (censurado en España en su día, por supuesto) entre Laurence Olivier y Tony Curtis: "¿Consideras moral comer ostras e inmoral el comer caracoles?".

Un regreso a Hollywood brillante que Trumbo cerró con algunas de sus mejores obras, entre los guiones que hizo destacan la maravillosa poesía visual que es Orgullo de Estirpe (The Horsemen, 1971) de John Frankenheimer, y Papillón (1973) de Franklin J. Schaffner. Pero sin duda su último gran legado fue llevar al cine su novela antibelicista Johnny Cogió su Fusil (Johnny Got A Gun, 1971) que no sólo adaptó sino que también dirigió. Pocas veces se ha narrado con tanta crudeza y belleza el horror de la violencia y el deseo humano de vivir y amar. La historia de un soldado convertido en un torso humano al que los doctores creen carente de sentimientos, su relación con una enfermera que empatiza con sus emociones y los confusos recuerdos de la vida perdida, convierten a esta joya cinematográfica en uno de los mayores cantos a la humanidad. Trumbo murió en 1976, con 70 años, dejando su huella como uno de los hombres de Hollywood que quiso pensar fuera de lo conveniente, mirar más allá y soñar lo inalcanzable. Hoy es un poco más alcanzable gracias a gente como él.


SAM COOKE

Sin Sam Cooke la música no existiría tal y como la conocemos. ¿Imaginan la música pop si nunca hubieran existido the Beatles? ¿El rock’n’roll sin un Elvis? ¿Folk sin Dylan? ¿Jazz sin Duke Elington? Algo similar ocurriría si imaginamos el soul y las muchas bifurcaciones que han cimentado la música negra sin Sam. Él fue el creador del género y su mayor catalizador. Sam tomó las raíces de la música religiosa, el góspel, y reinventó el género creando algunas de las canciones más hermosas jamás imaginadas por un hombre. En 1964, en la cumbre de su creatividad, murió en uno de los episodios más estúpidos de la historia de la música. Sam comenzó cantando con sus hermanos en iglesias a finales de los años 50, donde fue descubierto por el popular grupo de góspel The Soul Stirrers, quienes buscaban un reemplazo para su cantante líder. Sam se unió al grupo y tocó el techo de la música góspel. Con su juventud, su atractivo y su voz celestial consiguió que muchas mujeres fueran a la iglesia teniendo pensamientos no exclusivamente divinos. Pronto necesitó ampliar sus horizontes y decidió dar el salto a la música profana, empezando a grabar en solitario.

Sam corría un gran riesgo, ya que su público podía abandonarle al “dar la espalda a Dios” y empezar a cantar de temas aparentemente banales como el amor. A pesar de las críticas Sam se decidió y tuvo un éxito impresionante con su inmortal tema You Send Me, al que seguirían decenas de hits como Wonderful World, Cupid (una de las mejores canciones de amor de todos los tiempos) o Shake. Sam alternaba temas románticos con canciones bailables (Everybody Loves to Cha Cha Cha, Twistin’ the Night Away), muy de moda en la época gracias al programa American Bandstand. Su voz no se podía comparar a nada de lo que había habido antes (con un estilo influenciado por gente como Little Willie John, de quien hablamos en Diciembre de 2007, y Clyde McPhatter), era como si Dios hablase a través de sus labios. Era dulce, era como ser acariciado por un ángel. Para colmo componía sus propias canciones, auténticas obras maestras del pop. Era arriesgado, podía grabar blues en el magnífico disco Night Beat o crear electrizantes actuaciones como la recogida en el disco Live At The Harlem Square Club, 1963, uno de los mejores discos en vivo de la historia. Fue además un pionero al ser uno de los primeros artistas negros en crear su propia discográfica, SAR Records, en la que grababan artistas góspel y música profana, allí grabaron sus viejos compañeros de The Soul Stirrers y gente a la que descubrió como el teclista Billy Preston o Bobby Womack. Era una artista negro que no quería seguir los modelos de un sistema racista a punto de estallar.

Los disturbios raciales y el movimiento por los derechos civiles liderado por Martin Luther King estaban en su punto álgido cuando Sam decidió dar un giro, sin duda movido por la contradicción que sentía al vivir en una mansión, apartado de su gente. En este estado, y abatido por la muerte de su hijo, descubre la canción de Dylan Blowin’ in The Wind. Sam admiraba la capacidad transcendental de la canción y el sufrimiento aprehendido que transmitía, y siempre dijo que es una canción que tendría que haber escrito un negro. Se puso manos a la obra y escribió la que se considera la primera canción protesta escrita por un negro, A Change Is Gonna Come. Es una canción hermosa que habla no sólo del racismo, habla de la esperanza y de la muerte y utiliza esa gran frase de Old Man River: “estoy cansado de vivir, pero me asusta morir”. Su voz retrató como nadie esos tiempos de cambio y el tema sigue vivo, siendo uno de los más bellos jamás escritos. Era 1964. Poco después Sam moriría. El problema de Sam eran las mujeres. Era un hombre tremendamente atractivo, y nunca tuvo demasiados dilemas morales a la hora de seducir y amar a muchas mujeres, a pesar de estar casado. Y eso le mató. Una noche llevó a una chica a un motel y ella salió corriendo. Unas versiones dicen que se llevó la cartera de Sam, otras que no quiso llegar a tener sexo con él. El hecho es que él salió furioso, en calzoncillos, y comenzó a gritar a la dueña de motel, creyendo que estaba compinchada con la chica. La buena mujer al ver a un hombre en calzoncillos gritando como un histérico, sacó un revólver y mató a Sam. Al principio se barajaron motivos raciales para la muerte del cantante, algo absurdo porque la dueña del motel era también negra. Finalmente la mujer fue absuelta. La muerte de Sam fue un suceso absurdo que nos robó a uno de los mayores genios del siglo, y generó un estado de conmoción, ya que era tremendamente popular. Su música siguió viva gracias al legado de sus canciones y a sus sucesores, entre otros Eric Burdon, Rod Stewart, Bobby Womack, Al Green, Tom Jones, y principalmente el triunvirato del soul, admiradores confesos de Sam: Otis Redding, Aretha Franklin y Marvin Gaye.



FELA KUTI

Fela Kuti es uno de los músicos más importantes del pasado siglo, tanto por su ferviente activismo político como por sus revolucionarios aportes musicales, siendo uno de los mayores responsables de la difusión internacional de la música africana y creador a finales de los años 60 de uno de los estilos más característicos del continente, el afrobeat, mezcla de música africana tradicional yoruba, jazz, highlife (estilo tradicional de Nigeria) y funk. Este músico nigeriano cuenta además con una apasionante biografía con la que cumplió la profecía que le hicieron cuando tenía sólo siete años. La profecía en cuestión era la siguiente: "será obstinado, impetuoso, incontrolable. Su voz será semilla de problemas, turbulencias y violencias. Sus mujeres serán numerosas. Vivirá en la pobreza, al lado de mendigos. Dormirá con los ladrones. Sus amigos serán multitud. Romperá las prohibiciones de los hombres y perecerá por su propia mano". Kuti provenía de una familia nigeriana de clase alta, hijo de un reverendo y una maestra activista feminista, y pudo estudiar en Londres. Sin embargo es ahí donde decide abandonar sus estudios y dedicarse a la música con su banda de higlife, y después afrobeat, Koola Lobitos. En EEUU entra en contacto con el movimiento del Poder Negro y se hace un activista, renombrando a su banda como África 70, y consiguiendo ser deportado. De vuelta a Nigeria empieza a adaptar su música al mensaje activista panafricanista que quería transmitir, cantando en inglés para que su música pudiera ser entendida en toda África, un crisol de lenguajes. También creó una cooperativa con el nombre de Kalakuta Republic, consiguiendo crear en su propiedad un terreno de libertad al que se empezaron a sumar "ciudadanos" que huían de la represión del gobierno militar.

A medida que se hace más popular con su música política la policía intensifica las redadas injustificadas, acusándose de poseer drogas. En 1977 consigue uno de sus mayores éxitos con el tema Zombie en el que denuncia a los militares nigerianos y sus violentos métodos. El tema se convirtió en todo un hito, consiguiendo que africanos de todo el continente ridiculizaran a los militares llamándoles zombies. Los ánimos de los militares estaban caldeados y se intensificaron los ataques y redadas, culminando con la invasión de 1.000 soldados a Kalakuta Republic. Muchas de las simpatizantes de Fela fueron violadas salvajemente, sus amigos apaleados, el propio Fela sufrió una grave paliza y su madre murió al ser lanzada por una ventana. Fela nunca superaría el trágico incidente y recordaría el asalto en varios de sus temas. En 1978 se casa en una ceremonia con 27 de sus cantantes y bailarinas, en un acto que conmemoraba el primer aniversario del asalto a Kalakuta. Su carrera siguió envuelta en el escándalo, fue expulsado de multitud de países, abandonado por sus músicos, recibió numerosas palizas y torturas por parte de militares y policías, a la vez que su fama se acrecentaba y daba excelentes conciertos en Europa. Grabó un disco con Ginger Baker, batería de Cream, y sus arreglos de vientos eran plagiados por James Brown. Fela era un genio, compositor, cantante, saxofonista, trompetista y teclista de su banda, se arropaba por los coros de sus mujeres, un auténtico harem, que a menudo cantaban estando embarazadas. En ese aspecto el revolucionario Fela con su visión de una África unida y libre, inspirada por la imagen del líder de Ghana Kwame Nkrumah, era paradójicamente machista, sobre todo teniendo en cuenta el legado feminista de su madre. En 1979 crea su propio partido, llamado "El Movimiento del Pueblo", pero le prohíben presentarse a las elecciones. Vuelve a intentarlo en 1983, y es detenido durante 20 meses bajo la acusación de contrabando. Las continuas y brutales palizas acabaron por hacer mella en Fela, quien redujo su discurso politico y fue perdiendo buena parte de su energía. Aunque siguió actuando, dando a conocer internacionalmente la música africana. En 1997 muere contagiado por el sida, pero debilitado por 20 años de maltratos de militares contrarios a su idea de una África unida y libre. Su legado continúa en su hijo Femi Kuti, también músico.



THE RESIDENTS

¿Invitarían a cenar a alguien que esconde el rostro? Seguramente se lo pensarían dos veces, y pensarían en lo que ocultan sus anónimos invitados, y sobre todo por qué lo ocultan. Es el caso de The Residents, grupo de música inclasificable surgido en los años 70, cuyos miembros desde entonces nunca han enseñado el rostro. En sus conciertos aparecen vestidos con frac y con máscaras que simulan ser gigantescos ojos, o al menos lo hacían hasta que una de las máscaras fue robada y uno de los miembros escogió esconderse bajo una calavera negra. Nunca conceden entrevistas y mantienen sus identidades en el anonimato, se desconocen sus orígenes y las escasas biografías del grupo se basan en especulaciones. Su música va desde versiones terroristas de clásicos a canciones propias a medio camino entre el punk, el pop y el avant-garde, con mucha influencia de la música de Frank Zappa. Sus discos son tan marcianos como ellos, como muestra dejo un par de sus temas para los valientes que se atrevan a explorar en su marciana discografía, que abarca ya más de tres décadas.





GYÖRGY LIGETI

Un estudio reciente sobre el uso terapeútico de la música con enfermos mentales en psiquiátricos desveló cuál era la música preferida de los esquizofrénicos. Una abrumadora mayoría de los enfermos eligió la música de György Ligeti para acompañar sus cortos, demostrando la cercanía de la música de este compositor contemporáneo con el mundo de la locura. No es extraño pues Ligeti vivió buena parte de la oscuridad y la locura irracional que rodeó al pasado siglo XX. Nacido de padres judíos en Transilvania (Rumanía) en 1923. Su padre y su hermano murieron en el tristemente célebre campo de concentración de Austwitz, pero él sobrevivió a la pesadilla del holocausto. Después del nazismo vivió otra era de represión con el régimen stalinista. El Ligeti judío durante el nazismo se convirtió en el Ligeti librepensador en el régimen comunista, encontrando muchas restricciones a su música, tanto la que quería escuchar como la que quería componer estaba prohibida, teniendo que conformarse con hacer piezas inspiradas en el folclore popular, sin poder llevar su música a los extremos experimentales que buscaba, inspirados por su compatriota, Béla Bartók. Sus piezas más arriesgadas, como la Sonata de chelo, tuvieron que quedarse en el anonimato. En 1956 consigue huir a Austria junto con su mujer, y comienza a trabajar con música electrónica en Colonia, invitado por el pionero en el campo Stockhausen. Sin embargo no consigue encontrar su vía de expresión, y vuelve a trabajar en piezas orquestales y corales. Especialmente memorable es su pieza orquestal Atmosphéres de 1961. Su estilo único y desquiciado pronto encontraría un nuevo aliado en el cine. Stanley Kubrick era un enamorado de la música de Ligeti, y utilizó su música en varias de sus películas, en 2001: Una Odisea en el Espacio (2001: A Space Odyssey, 1968) utilizó tanto Atmosphéres como el vibrante coro Lux Aeterna, la música de Ligeti estuvo presente en espíritu en toda la obra de Lubrick, volviendo a hacerse presente en su última obra, Eyes Wide Shut (1999). Ligeti mantuvo su producción, experimentando con distintas corrientes como el minimalismo, probando suerte con la ópera, y dejando que su música se dejara influenciar por la música étnica y razonamientos matemáticos, pero siendo el más individualista de los músicos contemporáneos. Muere en 2006 con 83 años. Pasó sus últimos tres años de vida en una silla de ruedas.