KENNETH ANGER

Kenneth Anger es el autor de la biblia del cotilleo cinematográfico. Hollywood Babilonia es una obra maestra literaria de injusta mala fama llena de actores y actrices adictos a algo más que la fama; suicidas, drogadictos, alcohólicos... ¿les suena de algo? Por supuesto, es el libro de cabecera de este blog y de cualquiera que quiera hablar mal de los mitos cinematográficos. Si es usted algo cotilla, y probablemente lo sea siendo éste como es, a pesar de la recargada prosa, un blog de contenido básicamente amarillista, disfrutará con la lectura apasionante de este libro publicado en dos volúmenes. La primera parte de este crudo pandemonio de una ciudad llamada Tinseltown y luego rebautizada con el nombre de Hollywood se editó en Francia en 1959, contando con incontables dificultades para su edición y distribución pero convertiéndose con el tiempo en la maravilla literaria que es. Y Anger destilaba veneno y mala baba en cada palabra, demostrando ser una maravillosa víbora capaz de destripar al mayor de los mitos sin despeinarse. La segunda parte, tan apasionante como la primera, se editaba en 1984. Anger había madurado y había visto sus peores pesadillas convertidas en realidad, cuando de la fábrica de sueños surgió la mayor pesadilla posible: Ronald Reagan. La guerra fría y sus terribles consecuencias empequeñecían cualquier vicio posible de los venerables tinseltonianos.


No es extraño que Anger hablara de los siniestros habitantes de la meca del cine, ya que él provenía también de ese mundo. Aunque de la parte más oscura y alternativa, del cine más experimental, adelantado en muchos aspectos a cualquier cosa que se hiciera en aquella era. Por ejemplo su corto Fireworks, del año 1947, trata sobre un joven que sueña que es violado por un grupo de marinos, un tema inaudito para la época. De hecho se considera a Fireworks como la primera obra maestra de cine gay. No es extraño que Anger reflejara una de sus mayores obsesiones en sus cortos, ya que él mismo era homosexual. Desde su papel de nigromante del cine y provocador nato transmitió una serie de impactantes imágenes en sus cortos (ninguna productora estaba lo suficientemente loca como para apoyar económicamente un largometraje filmado por Anger). Desde 1941 hace cortos, con temática muy diversa, desde un estudio del mimo al arte de las fuentes. El cineasta francés Jean Cocteau, apasionado de la obra de Anger, le invita a Francia, donde podrá editar su Hollywood Babilonia. Anger seguirá relizando cortos, alcanzando su obra maestra en 1963 con Scorpio Rising, una maravilla rompedora llena de motoristas nazis homosexuales mimando sus motos y participando en orgías masoquistas. En un magnífico ejercicio de provocación Anger muestra los torsos desnudos de sus atléticos y apolíneos motoristas, enfundados en cuero y rebosando sexualidad, a la vez que alterna imágnes de Brando, Hitler y Jesucristo, todo envuelto por la música de Phil Spector, Elvis y Ricky Nelson. Kenneth Anger fue el primer director en utilizar canciones pop en vez de una banda sonora original en una película. Y muchos de sus cortos son precursores de los video-clips musicales.




La otra obsesión de Anger era el satanismo. Maravillado por la figura del brujo ocultista Aleister Crowley, realizó varios cortos en su honor. Tras hacer un corto de 3 minutos con siniestras iniciales: Kustom Kar Kommandos (1965), realiza su primera obra satánica: Invocation of My Demon Brother (Invocación de mi demonio guardian, 1969), cuya banda sonora compuso otro apasionado de Crowley: Mick Jagger. Para el papel de Satán Anger contó con Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán y de quien ya hablamos en el episodio dedicado a Jayne Mansfield (Diciembre de 2007). Lucifer Rising, realizada en los 70 y finalizada en 1981 es una pieza de psicodelia delirante donde se muestra la llegada de un Satán Glam en medio de siniestros rituales de druidas. El guitarrista de Led Zeppelin Jimmy Page, otro apasionado satanista, iba a realizar la banda sonora, pero al final tras los múltiples retrasos de Page fue despedido por Anger, quien contó con Bobby Beausoleil, un asociado de la peligrosa familia Manson (responsables del asesinato de la mujer de Roman Polanski, Sharon Tate) que estaba encarcelado por asesinato en la época en que compuso la música de Lucifer Rising. Beausoleil contó con un permiso penitenciario para poder componer la banda sonora. En cuanto a Anger tras Lucifer Rising se dedicó a la segunda parte de Hollywood Babilonia. La impresionante imaginería de su obra visual ha sido desde entonces reconocida por directores de la talla de Martin Scorsese, Gus Van Sant, Rainer Werner Fassbinder y David Lynch, así como por la cultura del vídeo musical, de la que es padre fundador. Recientemente ha realizado un corto sobre cuadros de Aleister Crowley y amenaza con una tercera parte de Hollywood Babilonia. Tiembla Hollywood porque la zorra ha vuelto.

CADÁVERES BONITOS

"Vive deprisa, muere joven y deja un cadáver bonito", no deja de ser una de las frases más estúpidamente pretenciosas de la historia, pero lamentablemente es la mejor introducción al rock'n'roll de los 50, vista la cantidad de muertos adolescentes que hay en el género. Hoy dedicaremos tributo a esos cadáveres bellos, los de los pioneros de un género que comenzó maldito: el rock'n'roll. La sociedad puritana estadounidense de los años 50 se vio sacudida por un terremoto de proporciones gigantescas que cambiaría el mundo tal y como lo conocíamos. Una revolución sexual provocada por la ingente cantidad de adolescentes que había en la época, jóvenes que se negaban a dejarse manipular por la generación en el poder y demandaban su propia música, un explosivo coctel de referencias sexuales que adaptaba la música negra al gusto de la nueva generación. Los adultos no veían con buenos ojos que sus hijos escuchasen a negros, y mucho menos que blancos como Elvis se sacudieran como negros. A finales de los 50 el sueño había muerto. La industria discográfica aprovechó varios sucesos para asimilar y comercializar de una forma suave el rock. El alistamiento de Elvis, la detención de Chuck Berry por practicar sexo con una blanca, la boda de Jerry Lee Lewis con su prima menor de edad y la conversión de Little Richard a predicador (ver episodio Los Cantantes Predicadores en Diciembre de 2007) fueron algunos de los factores que hundieron la primera oleada del rock. Más trágicas fueron las muertes de varios genios de la era. Siendo tremedamente jóvenes podemos imaginar a qué niveles musicales podían haber llegado de haber vivido unos años más.



Buddy Holly (foto superior) murió en un accidente aéreo en 1959. En medio de una gira conjunta con otros artistas alquiló un avión y éste se estrelló. Todos sus ocupantes murieron. En el avión estaba también Ritchie Valens (foto intermedia), el creador de La Bamba y el primer artista latino del rock y The Big Bopper que había tenido un éxito con el tema Chantilly Lace. El guitarrista country Waylon Jennings le había cedido su lugar, y salvó su vida. La influencia de Buddy Holly en la música popular es inmensa. Fue el inventor del pop-rock del que luego bebería gente como Paul Simon o Paul McCartney, además de demostrar su valía sin contar con la imagen de Elvis (con sus características gafas de pasta daba una imagen de chico normal). Seguramente Holly fue el inventor de la tradicional formación del rock junto a los Crickets. Cuando murió ya era una estrella, teniendo un amplio seguimiento tanto en EEUU como en el Reino Unido, gracias a temas inmortales como That'll Be The Day o Peggy Sue. Tenía sólo veintidós años cuando murió. Ritchie Valens ni siquiera tenía edad para votar, sólo tenía diecisiete años. Lo sorprendente es que Valens sin ser mayor de edad se convirtiera en el referente del Rock Latino para gente como Chris Montez, ? And The Mysterians o Santana, en los 80 su tema La Bamba volvió a adquirir notoriedad gracias a la versión de Los Lobos. En los años 70, Don McLean compuso su famoso tema American Pie en el que se refirió al trágico accidente como "El día en que murió la música".




Otro rockero de la era, el gran Eddie Cochran, también compuso un tema dedicado a los tres muertos, llamado Three Steps to Heaven (Tres Pasos Hasta el Cielo). Paradójicamente Eddie murió también siendo un cadáver bonito, con sólo 21 años. Eddie, cuyas canciones rebeldes eran demasiado duras para el público norteamericano que se había ido ablandando al gusto de las grandes discográficas, estaba en medio de una gira en el Reino Unido junto a su amigo Gene Vincent, inmortal creador de Be-Bop-A-Lula (en la foto inferior Gene Vincent, vestido con cuero negro, junto a Eddie a la guitarra). Ambos iban en coche cuando una rueda reventó. Eddie murió en el acto. La historia de Eddie es la de un artista adelantado a su era, cuya influencia se ha dejado ver en grupos tan diversos como The Who, T. Rex y Sex Pistols. No en vano fue la voz de los adolescentes de su generación. El rock'n'roll pocas veces mostraba la realidad de los jóvenes americanos, si lo hacía era en versiones edulcoradas como el Let Me Be Your Teddy Bear (Déjame ser tu Osito de Peluche) de Elvis o de la mano de gente que ya no era adolescente como Chuck Berry que contaba con 30 saños cuando hizo su Schooldays. Entonces Eddie llegó con el himno definitivo de su generación, Summertime Blues, en el que mostraba la frustración de unos jóvenes arrinconados y anulados ("me gustaría ayudarte hijo, pero eres demasiado joven para votar", rezaba la letra de Cochran). Eddie era un prolífico creador y sus siguientes temas, Somethin Else y C'mon Everybody, mostraban un estilo muy duro para la época, que le convirtió en el rebelde por excelencia del género. Su último éxito, la citada Three Steps to Heaven, llegó al número uno tras la muerte de Eddie. Eddie murió un año después de Buddy Holly, en 1960. Gene Vincent, superviviente del accidente de coche en que murió Eddie, murió en 1971 a causa de una úlcera hemorrágica.


REBELDES SIN CAUSA

Natalie Wood, una de las actrices más populares de todos los tiempos gracias a sus papeles en Esplendor en la Hierba (Splendor In The Grass, 1961), Centauros del Desierto (The Searchers, 1956) y, sobre todo, su papel como María en el inmortal musical West Side Story (1961), tuvo una historia desdichada. Hija de una familia de emigrantes rusos, Natalia Nikolaevna Zakharenko, se convirtió en la hija predilecta de su madre tras la predicción de una gitana que aseguró que la niña tendría una gran belleza admirada en el mundo. La gitana también le previno de las "aguas oscuras", una maldición que acabó por convertirse en siniestra profecía con los años. Tras algunos papeles infantiles, ya que Natalie comenzó a aparecer en el cine a los cuatro años gracias a la tenacidad de su madre, consiguió un contrato con la Fox participando en alguna película interesante como El Fantasma y la Señora Muir (The Ghost and Miss Muir, 1947). A los 16 años, y necesitando un papel adulto que consolidara el salto de su carrera, Natalie obtuvo el papel de novia de James Dean en Rebelde sin Causa (Rebel Without a Cause, 1955). Durante el rodaje comenzó a labrarse su fama de "chica mala" de Hollywood saliendo con varios actores del reparto, entre ellos Sal Mineo, Dennis Hopper, Nick Adams, e incluso el director de la película, Nicholas Ray, quien tenía entonces 43 años. En su larga lista de amantes posterior se cuentan Elvis Presley, Frank Sinatra, Raymond Burr... En su decimo octavo cumpleaños conocería al que sería el amor de su vida, el también actor Robert Wagner (sobrino de David Niven en La Pantera Rosa, Número Dos en Austin Powers), con el que se casaría y permanecería hasta su divorcio en 1961, cuando se supo del romance de Natalie con su compañero de reparto en Esplendor en la Hierba, el rompe-matrimonios Warren Beatty.

En la cumbre de su carrera Natalie estaba sóla e intentó suicidarse en tres ocasiones. Intentando retomar su vida abandonó el cine y se volvió a casar, pero también fracasó en este segundo matrimonio. En 1972 vuelve a casarse con Robert Wagner y abandona su carrera para dedicarse a su familia. Es en 1981 cuando decide retomar su carrera con el film Proyecto Brainstorm (Brainstorm, 1983) junto a Christopher Walken (El Cazador, La Zona Muerta). No llegaría a ver acabada la película ya que en Noviembre de 1981 muere ahogada. Natalie tenía un pánico irracional al agua y se dictaminó que la muerte había sido accidental a causa de la embriaguez de la actriz. Pero hay muchas cosas que no encajan en el misterio de la muerte de Natalie. Para empezar Natalie y Walken mantenían un supuesto romance. A pesar de los insistentes rumores del romance entre ambos Robert Wagner invita a Walken a compartir un crucero con la pareja. Según el capitán del barco Natalie coqueteó con Walken durante toda su estancia en el barco, lo que enfureció a Robert Wagner, quien mantuvo una fuerte discusión con los amantes. Posteriormente Wagner se emborrachó, y comprobando que su mujer y un bote salvavidas habían desaparecido, no hizo nada por buscarla. Otros testigos, de un yate que estaba anclado cerca del barco, aseguran haber oído a Natalie ahogándose y pidiendo auxilio mientras unos hombres respondían a los gritos de súplica diciendo que estaban en camino. Muchos cabos sueltos hacen de este caso uno de los más jugosos de Hollywood, ¿por qué se encontró a Natalie vestida sólo con un camisón y una bata? ¿Por qué Robert Wagner no llamó a la guardia costera hasta cuatro horas después de la desaparición de su esposa? ¿Quienes eran los hombres que oyeron los gritos de auxilio de Natalie y no la socorrieron? Tanto Robert Wagner como Christopher Walken huyeron del lugar para evitar a la prensa, y nunca han hablado públicamente del caso. Lo que está claro es que finalmente la profecía de la gitana se cumplió y las aguas oscuras se tragaron a la dulce Natalie.

El caso de Natalie cierra otro episodio siniestro de maldiciones, las de la película Rebelde sin Causa, otro film cuyos protagonistas conocieron siniestros destinos. El caso más conocido es el de James Dean, auténtico mito fílmico habiendo realizado sólo tres películas. Dean era todo un fenómeno del Actor's Studio que era considerado como el mejor actor de su época por gente como Marlon Brando. A la vez tenía un singular atractivo con su imagen de chico atormentado, lo que hizo que le siguiera una legión de fans. Pero sobre todo, su trágica y prematura muerte (tenía 24 años) le regaló a Dean el raro obsequio de la inmortalidad. Dicho esto, posiblemente sea también el caso artístico más sobrevalorado de la historia del siglo XX (bueno, también Jimi Hendrix es considerado el mejor guitarrista de todos los tiempos con sólo tres discos en su haber). Rebelde sin Causa hizo de James Dean una leyenda, con su imagen de eterno rebelde, heredera del papel de Brando en Salvaje (The Wild One, 1953).

En su vida personal Dean era un apasionado de lavelocidad. De hecho George Stevens, director de Gigante (Giant, 1956) le prohibió participar en carreras de coches mientras durase el rodaje de la película. Así que al acabar Gigante Dean se compró un Porsche Spyder al que bautizó como "Pequeño Bastardo". Catorce días después Dean se rompía el cuello en un accidente. En su vida personal Dean también era dado a los excesos. Era homosexual y tenía tendencias masoquistas. De hecho se le conocía con el cariñoso apodo de "el cenicero humano" por el placer que sentía cuando le apagaban cigarrillos en el recto.

Otro de los afectados por la maldición fue el actor Nick Adams. Adams admiraba profundamente a Dean y quedó destrozado por la muerte de su héroe y tras su muerte siguió su halo de rebelde, labrándose una fama difícil ante los estudios. Adams, tras hacer una serie de vaqueros para televisión, acabó en Japón haciendo películas de ciencia-ficción de serie B. Al poco de volver a EEUU Adams fue hayado muerto en su casa, habiendo tomado una cantidad ingente de pastillas con restos de otras drogas. Sin embargo la desaparición de varios objetos de la casa de Adams, incluyendo varias cintas personales, y las llamadas anónimas que sus familiares recibieron el día antes de la muerte de Adams, hacen que se sospeche que la muerte de Adams pudo no ser tan accidental.

Por último Sal Mineo (en la foto inferior junto a Elvis), inmortalizado por su papel de John "Plato" Crawford en Rebelde sin Causa, tampoco pudo escapar a la siniestra leyenda. El éxito de su papel en la película, que le proporcionó una nominación al Oscar hizo que le ofrecieran una serie de papeles clónicos (entre los que se cuenta Gigante, donde repetiría junto a Dean). Queriendo salir de este encasillamiento Mineo interpretó al mítico batería de jazz Gene Krupa en The Gene Krupa Story (1959) y a un superviviente del holocausto en Éxodo (Exodus, 1960). En los 60 Sal Mineo se convirtió en uno de los primeros actores en reconocer públicamente su bisexualidad, ganándose las antipatías de la industria y consiguiendo que su carrera se viese relegada a telefilms y películas de serie B. En 1969 dirigió y protagonizó la obra de teatro Fortune and Men's Eyes, con un jovencísimo Don Johnson. Pese al éxito de la obra al surgir el proyecto de llevarla al cine Sal Mineo fue vetado, de nuevo por su orientación sexual. En 1976, convertido en una vieja gloria de 37 años, Sal fue asaltado en su apartamento y murió tras recibir varias puñaladas. El hecho de que Mineo fuera homosexual hizo que la policía no se tomara el caso demasiado en serio, y pronto surgieron insinuaciones de que Mineo había muerto en un ritual masoquista. Finalmente un hombre fue acusado del crimen, pero parece más que probable que éste fuese un cabeza de turco y el asesino siga en libertad.

LYNYRD SKYNYRD

Los años 70 fueron un amalgama musical donde se crearon los géneros y sub-géneros que dominarían la escena musical en las décadas siguientes. Uno de esos estilos fue el rock sureño, una mezcla de country y rock, donde melenudos reivindicaban el espíritu del sur de EEUU (que debe ser algo así como azotar negros, apalear mexicanos y casarte con tu prima segunda mientras tu tio te apunta con un rifle). The Allman Brothers, Marshall Tucker Band y Lynyrd Skynyrd fueron algunas de las mejores bandas del estilo. En el caso de Lynyrd Skynyrd eligieron su nombre en honor a uno de sus profesores, Leonard Skinner, quien era bastante severo con los pelos largos y las patillas de sus alumnos y llegó a expulsar a varios miembros del grupo del colegio. No es casual que el director del instituto de Springfield en los Simpson se llame Skinner. Hay que tener en cuenta que el creador de la serie, Matt Groening es un fanático del rock, y en la creación del personaje sin duda quiso rendir homenaje al grupo de rock sureño.

La banda mezclaba el estilo purista de los Allman Brothers con el toque británico incisivo de grupos como The Who o The Rolling Stones. Lynyrd Skynyrd contaba con la peculiaridad de tener tres excelentes guitarristas en sus filas (Allen Collins, Ed King y Gary Rossington) y los duelos entre los tres hicieron inmortales temas como Free Bird. Pero sin duda el tema más famoso de la banda es Sweet Home Alabama, el himno para paletos sureños (rednecks) por antonomasia. Su primer disco se editó en 1973 y en 1977 el grupo se disolvió, tras morir en un accidente de avión su cantante, Ronnie Van Zant, el guitarrista Steve Gaines, su hermana y corista Cassie, su manager, y quedar el resto de la banda seriamente herida, tanto física como emocionalmente. Desde entonces el grupo cargó con un halo de banda maldita. El disco Street Survivors, editado días antes del accidente, presentaba al grupo posando entre llamas. Dicha portada fue censurada, siendo sustituida por otra con fondo negro, y muchos quisieron ver en esta autocensura indicios de que el grupo había profetizado su propia muerte. En 1984 el hermano de Ronnie, tentando a la suerte, reunió a la banda de nuevo. No tenemos el dato de cuantas compañías aéreas han vetado al grupo a la hora de planificar sus giras.


THE MISFITS

Siguiendo con la que parece ser la temática de este mes, maldiciones diversas (La Pandilla, Superman...) hablaremos hoy de The Misfits. Y no nos referimos al grupo de psychobilly norteamericano, sino a la película que John Huston realizó en 1961. El film, titulado en España Vidas Rebeldes, no es el mejor de la brillante carrera de Huston, pero tiene una magia especial. Es un mordisco de cruda realidad, una visión pesimista y amarga sobre el amor, la soledad y la vejez. Una historia de caballos destinados a convertirse en comida para perros que simbolizan a los seres humanos de la historia, unos perdedores, un tema rara vez tratado en el reino de los triunfadores y el "self-made man". No es extraño que el guión proviniese del dramaturgo Arthur Miller, casado en aquel entonces con Marilyn Monroe, para quien escribió el guión. Por encima de todo la película era un desesperanzado ménage à trois de fracasados interpretada por un trio de actores en las últimas, uno de ellos por estar ya en el ocaso de su carrera, Clark Gable, y los otros dos por estar en pleno proceso de autodestrucción, Marilyn Monroe y Montgomery Cliff. Para Gable y Monroe The Misfits supuso su última película, Monty realizaría alguna más (en papeles secundarios, eso sí) pero ya había elegido seguir el camino del precipicio. Por esto se suele considerar a The Misfits como una película maldita.
El primero en caer fue Gable. El actor murió en Noviembre de 1960 a causa de su cuarto infarto. Los rumores decían que el excesivo esfuerzo físico que el actor, de 59 años, tuvo que realizar durante la película, precipitó su muerte. La mujer de Gable dijo que había muerto debido a las eternas esperas a las que Marilyn sometía a sus compañeros en los rodajes. Bien conocida es la falta de profesionalidad y el egocentrismo de la actriz, pero parece que las esperas no fueron un factor decisivo en el infarto, sino más bien las salvajes dietas a las que el actor se sometía para intentar engañar al tiempo. Gable, uno de los iconos míticos del cine, pasa por ser uno de los actores clásicos gracias a su participación en auténticos mitos del cine como Sucedió una Noche (It Happened One Night, 1934), Lo Que el Viento se Llevó (Gone With the Wind, 1939) o Mogambo (1953). El actor tuvo que sufrir una terrible tragedia personal al perder el amor de su vida, la también actriz Carole Lombard, que murió con 33 años en un trágico accidente aéreo juntoa su madre y otras 20 personas, sin llegar a ver estrenada la que sería su mejor película, la obra maestra de la comedia Ser o No Ser (To Be Or Not To Be, 1942). Gable cultivó en su carrera una imagen de macho estoico e intentó ocultar con todas sus fuerzas los secretos ocultos del comienzo de su carrera, cuando obsequiaba con sexo oral a todo aquel que pudiera ayudarle a abrirse paso en su incipiente carrera. Uno de los beneficiarios del arte oral de Clark fue William Haines, uno de los primeros actores del cine sonoro. Con el tiempo Haines fue repudiado por la industria por su homosexualidad e incluso llegó a sufrir un terrible ataque por parte del Ku Klux Klan, pero también encontró una nueva vocación en el mundo de la decoración. Haines era íntimo amigo del brillante director George Cuckor, quien fue a su vez expulsado del rodaje de Lo Que el Viento se Llevó tras las presiones de Gable, que trajo a un director más macho para acabar la película, Victor Fleming. La historia del cine, tan turbia como la genérica, dice que Gable estaba celoso de la excesiva atención que Cuckor le otorgaba a las actrices. La realidad es que la película más famosa de todos los tiempos cambió de director porque Gable no podía soportar que le dirigiera alguien que conocía sus "primeros pinitos" en el mundo del cine.

Marilyn Monroe es otro icono inmortal del siglo XX. Su historia pasa por ser una de las más manoseadas y adulteradas del cine. Despertaba tantas pasiones entre el público como odios entre sus compañeros de profesión, hartos de los continuos desplantes que eran la rutina de la inestable actriz. Tony Curtis dijo en el rodaje de Con Faldas y a lo Loco (Some Like It Hot, 1959) que besar a Marilyn era como besar a Hitler. La rubia explosiva estaba especialmente dotada para la comedia, aunque en el comienzo de su carrera participó con pequeños papeles en algunos de los mejores melodramas y thrillers de todos los tiempos (Eva al Desnudo, La Jungla del Asfalto). De todos modos nadie supo sacar lo mejor de ella como el nunca suficientemente valorado Billy Wilder. Norma Jean Mortenson, su nombre real, fue un juguete roto. Una mujer comida por su propia leyenda, incapaz de amar, y que siempre buscaba la protección y el refugio en los lugares menos indicados. Uno de esos lugares fue la familia Kennedy. Tanto el presidente John Fitzgerald Kennedy como el senador Robert Kennedy jugaron a su antojo con Marilyn, abandonándola después. El 5 de agosto de 1962 Marilyn toma una mortal sobredosis de barbitúricos. Hoy en día se sigue especulando sobre el caso Monroe en centenares de libros y artículos. Hay para todos los gustos, los que relacionan a los Kennedy en el siniestro asesinato de la actriz, los que culpan a la propia Monroe y sus múltiples inestabilidades y hasta los que hablan de la intervención de Edgar Hoover por las relaciones de Marilyn con diversos comunistas. Lo que está claro es que fue víctima de su propio mito. Si alguien mató a Norma Jean fue Marilyn. En 1973 Elton John dedicó una canción a Marilyn, la popular Candle In The Wind. Lamentablemente tampoco este pequeño tributo se le permitió a la actriz, ya que en 1997 Sir Elton rehizo la canción para el funeral de otra rubia famosa, Lady Di. No nos extraña que Keith Richards dijese que Elton se había convertido en un músico de funerales.


El último damnificado en nuestra triste y siniestra historia es Montgomery Cliff, uno de los mejores actores y personas más autodestructivas de la meca del cine. La propia Marilyn lo definió como "la única persona que conozco que está en peor forma que yo". El inmortal actor de La Heredera (The Heiress, 1949) y De Aqui a la Eternidad (From Here to Eternity, 1953), era uno de los mejores exponentes de los actores del método, criado en el famoso Actor's Studio y ganándose una fama de actor independiente con poca fortuna a la hora de elegir sus papeles. Protagonizó Yo Confieso (I Confess, 1953) y tuvo serios enfrentamientos con su director, Alfred Hitchcock, quien no podía soportar a un actor que no actuase como ganado. Monty era una persona atormentada. Era homosexual y no era capaz de ocultar lo que sentía en el hipócrita juego que le proponía Hollywood. Al final en lo que se conoce como "el suicidio más lento de Hollywood" acabó contrarrestando su angustia vital con pastillas, alcohol y visitas a los peores antros gays de Nueva York. Murió el 23 de Junio de 1966. Aunque su breve aparición en Vencedores o Vencidos (Judgment at Nuremberg, 1961) mereció que fuera nominado al Oscar como mejor actor secundario (ya había sido nominado como actor principal en tres ocasiones), se suele considerar que The Misfits fue su último papel importante.


BRIGITTE BARDOT

A veces el problema es la demencia senil. No todo el mundo envejece con dignidad. Pero algunos lo hacen con un toque llamativo de decadencia. Es el caso de BB, como se conocía a este mito erótico del cine francés en los 50. Bardot protagonizó su primera película con 18 años y un toque de lolita ultra-erotizada que levantó los ánimos de los espectadores de la época. Con su baile descalza en la película Y Dios Creó a la Mujer (Et Dieu Créa la Femme, 1952) se ganó un lugar entre los iconos sexuales del siglo XX. Su matrimonio con el director Roger Vadim, protagonizar una película con Kirk Douglas, sus incursiones musicales junto al brillante Serge Gainsbourg (quien compuso para ella varios temas, grabó varios duetos e incluso hizo un tema llamado Initials B.B. en su honor) no sirvieron para asentar su carrera. Sin duda una de las razones es que era una actriz terrible y, a pesar de llevar su halo de erotismo pedófilo hasta EEUU, nunca pudo cimentar una carrera internacional. A los 40 años se retiró. Pero no lo suficiente, decimos la mayoría. Ahora la "venerable" BB se dedica a abanderar los movimientos pro derechos de los animales, haciendo llamamientos a favor de las foquitas. Todo eso no estaría mal, si no fuera porque a la vez la señora se dedica a publicar libros racistas con perlas como ésta: "Hemos perdido el derecho a escandalizarnos cuando los clandestinos y los pordioseros profanan nuestras iglesias y las transforman en pocilgas humanas, cagando detrás del altar o haciendo pis contra las columnas, expandiendo sus olores nauseabundos bajo las bóvedas sagradas". Justificando que sus críticas al Islam se deben a que no se anestesia a los corderos en la tradicional fiesta musulmana (!) la Bardot se despacha a gusto en contra de los inmigrantes: "Me opongo a la islamización de Francia. Esta sumisión forzada me da asco. Nuestros ancestros, nuestros abuelos y nuestros padres dieron sus vidas por echar a sucesivos invasores", hablando también en contra del mestizaje: "Y así nos vemos obligados a mezclar nuestros genes por ser políticamente correctos". Dicho libro ocasionó las críticas de diversas asociaciones de derechos humanos, y tuvo que acabar pagando una multa simbólica. Así la señora BB se ha convertido en una parodia de racismo trasnochado, ridícula y carcomida por el odio, que hace juego con el flamante fantoche que es Sarkozy, quien al paso que vamos seguro que la nombra Ministra de asuntos exteriores. Cosas más raras se han visto.



LA MALDICIÓN DE SUPERMAN

Debemos empezar el capítulo de hoy agradeciendo a Dragón de Azúcar el primer comentario que alguien ha puesto en este humilde blog. Es una alegría ver que nos lee alguien que no sea de la familia. ¡Un saludo Dragón! Volviendo al tema que nos ocupa, y siguiendo con la estela marcada por el reciente capítulo sobre la Pandilla, hoy hablaremos de otra leyenda urbana: la maldición de Superman. Y no hablamos de la cantidad de niños que acabaron fracturados y/o estellados contra el asfalto en su ansia de querer imitar la falta de gravedad del primer superhéroe de la historia, sino de la siniestra fatalidad que acompañó a dos de los actores que popularizaron al personaje: George Reeves y Christopher Reeve, quienes no tenían ningún parentesco pese a la similitud de sus apellidos.

George Reeves protagonizó las cinco temporadas televisivas que se emitieron de Las Aventuras de Superman entre 1952 y 1957. El personaje le dio al actor una gran popularidad, pero al cancelarse el programa Reeves no pudo encontrar trabajo. El personaje se había comido al hombre. Para entonces George ya era un mujeriego asiduo a orgías aderezadas con alcohol. George mantenía por aquel entonces un tórrido romance con la esposa de un pez gordo de la MGM conocido por sus conexiones con el crimen organizado. La falta de trabajo hizo que se viera en sus horas más bajas rebajado a hacer exhibiciones de wrestling vestido como el Hombre de Acero. Sabiendo que había tocado fondo Reeves rehizo su vida, alejándose de su amante y enamorándose de una dama de la alta sociedad con la que planeaba casarse. Una película en España y su reincorporación a la serie de Las Aventuras de Superman prometían el relanzamiento de la maltrecha carrera del actor. Pero el 16 de Junio de 1959 una bala acababa con la vida del actor. El informe del forense dijo que había sido un "suicidio intencionado", pero varias pruebas ponían en duda tal afirmación: las huellas dactilares de Reeves no estaban en el arma, no había restos de pólvora en su cabeza, la pistola fue encontrada a los pies de la cama y el casquillo bajo su cuerpo, había dos agujeros de bala más en el cuarto... Hoy en día la muerte de Reeves sigue siendo un misterio, una investigación de un abogado contratado por la madre del actor descubrió que éste ya había sufrido varios "misteriosos accidentes" anteriormente a su desgraciada muerte.

Siniestro destino fue también el que sufrió el actor Christopher Reeve. Reeve había protagonizado la que sería la versión definitiva del mito, el Superman de Richard Donner (La Profecía, los Goonies) de 1978, una joya cinematográfica que contó con algunos de los mayores genios del cine: Mario Puzo, autor de El Padrino hizo el guión, John Williams la música y su reparto contaba con Marlon Brando, Gene Hackman y Ned Beatty, aunque el gran descubrimiento fue Christopher Reeve, actor debutante cuya imagen perfecta se asociaría eternamente con el Hombre de Acero. Reeve llegaría a protagonizar tres películas más de Superman, dos de ellas dirigidas por Richard Lester (Help, La Sala de Estar con Cama), siendo especialmente memorable la tercera parte con la participación del humorista y activista social Richard Pryor. Aparte de algunas gloriosas excepciones como Death Trap dirigida por el genial Sidney Lumet en la que mantenía un romance con Michael Caine o Noises Off (¡Qué Ruina de Función!) de Peter Bognadovich, en la que curiosamente también compartía cartel con Caine, la carrera de Reeve se vio muy limitada. De nuevo el personaje se había comido al actor. En 1995, en una noticia que dio la vuelta al mundo, el actor queda tetraplejico tras caer de un caballo. El actor pudo subsistir en EEUU (uno de los países más atrasados en cuanto a prestaciones sociales) gracias al apoyo de amigos como Robin Williams que pagó sus facturas médicas. Reeve siguió trabajando, doblando dibujos animados, dirigiendo telefilmes y protagonizando un remake de La Ventana Indiscreta de Hitchcock, hasta su muerte en 2006. Podríamos decir que éste ha sido el final de la leyenda negra de Superman, pero después de ver el infumable engendro llamado Superman Returns (2006) sólo podemos decir que la degradación va a más.

EL MARKETING DE SER MALA

Recientemente multipremiada en los premios Grammy de este año (con cinco premios), la cantante Amy Winehouse ilustra a la perfección nuestro relato del día. Con sólo dos discos en su haber, y un estilo algo más interesante que la mediocridad repetitiva que es el pop hoy, donde mezcla hip-hop con arreglos que recuerdan al soul de los 60, la cantante ha adquirido una singular notoriedad. Sin duda buena parte de su fama se debe a sus excesos. Alcohólica, drogadicta y casada con un hombre que está en prisión por dar una paliza a un camarero, las lindenzas de la cantante van desde drogarse en medio de un concierto a sus numerosas peleas con su marido. Amy, que está pasando por un proceso de rehabilitación, ha rentabilizado su imagen de chica mala, convirtiéndose en la nueva diva del lado oculto de la música pop. Los recientes premios Grammy han desatado las críticas de gente como Natalie "no puedo tener un éxito sin desenterrar a mi padre" Cole o Keith Richards (¡el guitarrista de los Rolling Stones dando lecciones sobre las drogas, a dónde vamos a ir a parar!), aludiendo a las duras consecuencias del abuso de las drogas uno, y al riesgo de situar como modelos de los jóvenes a gente que hace apología del uso de las drogas, la otra. Amy vende, y es que ha sido mala desde el principio. Otras chicas prefabricadas han tenido peor suerte, o peor marketing. Pongamos el caso de Britney Spears, que cultivó en sus comienzos una imagen de chica virgen americana. Al intentar salir de su registro, con una imagen de lolita trasnochada y comiéndole los morros a Madonna, Britney sólo precipitó su caída al abismo, un fracaso comercial, un rapado de pelo y la pérdida de la custodia de sus hijos, aderezada con alcohol y estupefacientes. Y es que la chica no aprendió la lección, no se puede ser buena y después mala, caer al agujero es algo que la sociedad no perdona. El caso contrario sí que está permitido. Es más, está bien visto. La citada Madonna, por ejemplo, pasó de ser un icono sexual que defendía su trisexualidad (lo hago con mujeres, hombres y todo lo que hay en medio) desde sus discos, sus tórridos vídeos musicales en que se lo montaba con santos negros y sus películas eróticas, a ser una estudiosa de la Torá y escribir libros infantiles. Angelina Jolie, con un historial de sadomasoquismo, drogas, lujuria y excentricidades varias (como llevar colgada en un collar la sangre de su pareja), ahora ha sido reprogramada para la vida familiar de la mano del soso de Brad Pitt, y se puede ver a ambos saludando niños en misiones humanitarias. No nos dejemos engañar por el halo que surge en esos momentos tras la cabeza de Sor Angelina, es sólo una ilusión óptica provocada por nuestras lágrimas de ternura. ¿Es ese el futuro que le espera a la díscola de Amy? ¿Es la tumba? ¿Acabará enseñando un pecho en la televisión a lo Janet Jackson? Sólo el tiempo lo dirá. Por ahora sigue vendiendo. Y es que ser mala sale rentable.

LA PANDILLA

Muchos españoles descubrimos la serie La Pandilla gracias a su emisión en el programa La Bola de Cristal, pero la historia de esta pandilla de mocosos viene de mucho antes, y tiene connotaciones de maldición. El título original de la serie era Our Gang y surgió como una serie de ochenta cortos para emitirse en los cines durante los años 30. La idea fue del productor Hal Roach, uno de los pioneros del cine cómico en Hollywood, fue el hombre que descubrió al gordo y el flaco, Laurel & Hardy. Dichos cortos estaban protagonizados por un grupo de niños de un suburbio acompañados por un perro. Muchos de los actores ni siquiera iban aún a la escuela. Se considera que fue el primer intento de la industria cinematográfica de presentar a los niños de una manera natural. La popularidad de la serie resurgió en 1955 cuando una nueva generación descubrió las andanzas del grupo en su paso a la televisión, con el nombre de The Little Rascals.

La serie cuenta con una siniestra maldición, ya que la mayoría de sus intérpretes tuvieron un destino trágico. Pasemos a repasar algunos de los casos: Norman Chaney (Chubby) era el niño gordito de la serie, cuando llegó a la adolescencia su peso llegó a los 140 kilos. Se sometió en 1935 a una operación de tiroides y bajó su peso a 62 kilos pero no llegó a recuperarse, muriendo con 18 años en 1936. Robert Hutchins (Wheezer) combatió en la II Guerra Mundial, muriendo en 1945, con 19 años, al colisionar su avión durante un entrenamiento. William Robert Laughlin (Froggy) muere con 16 años en 1948 en un accidente. Scotty Beckett se convirtió en un galán joven de éxito en el cine tras abandonar Our Gang. Tras tener varios problemas con drogas y alcohol acabó hundiendo su carrera y suicidándose con una sobredosis de barbitúricos en 1968, tenía 38 años. Mickey Daniels murió de cirrosis a los 56 años. Darla Hood muere en 1979, contrayendo la hepatitis en una sencilla operación quirúrjica. Matthew Beard tuvo una vida conflictiva, relacionado con el crimen y hundido por las drogas, muere en 1981 de un ataque al corazón. Por su parte Kendall McComas se suicidió en 1981.


Otro caso trágico fue el de uno de los actores más populares de la serie, Carl Switzer, que en la serie interpretaba el papel de Alfalfa, el niño de gracioso flequillo que siempre intentaba conquistar a las chicas. Carl fue incapaz de consolidar su carrera adulta, pese a contar con amigos tan poderosos como Henry Fonda. A los 32 años Carl estaba arruinado y alcoholizado. Se hizo guía de caza en el norte de California. Carl tuvo una discusión con un amigo por cincuenta centavos (que Carl había pagado para recuperar el perro de su compañero y quería que éste le devolviese) y acabó muerto. En una pelea Carl estrelló un pesado reloj de cristal sobre la cabeza de su compañero, éste sacó su revólver y en el forcejeo Carl acabó muerto de un tiro. Era 1959. En el juicio posterior se consideró "homicidio justificado" y los cargos fueron desestimados. Años después el hijastro del compañero de Carl reconoció que su padrastro ya estaba armado cuando Carl entró, convirtiéndose la muerte de Alfalfa en un asesinato en toda regla.

Otro protagonista de Our Gang fue Robert Blake. Blake contó con más suerte artística que sus compañeros. Tuvo varias oportunidades en la televisión y el cine, destacando en su papel de asesino en la adaptación de la novela de Truman Capote A Sangre Fría (In Cold Blood, 1967). Pero Blake es recordado ante todo por su papel de detective en la serie Baretta entre 1975 y 1978. Blake había sufrido en su niñez abusos físicos y psicológicos por parte de su padre alcohólico y llegó a la edad adulta con una personalidad violenta. Esta violencia se presentaría en varias ocasiones como cuando le puso un revólver en la boca a su primera mujer y le amenazó con matarla si no le concedía la custodia de sus hijos. En 1998 Blake conoció a Bonnie Lee Bakley en un club de Los Ángeles. Dos años después ella se queda embarazada y se casan. Blake siempre acusó a Bonnie de haberse quedado embarazada a propósito para forzar su matrimonio, con lo que siempre tuvieron una relación distante. El 4 de Mayo de 2001 ambos charlaban en un restaurante. Al salir Blake dejó a su esposa en el coche pues había dejado su revólver dentro. Al salir encontró a su esposa agonizando con dos tiros, uno en la espalda y otro en el oído derecho. Blake llamó a la policía en el restaurante, pero pese a los intentos de los equipos médicos no pudieron reanimarla. Blake y su abogado comenzaron una campaña difamatoria contra Bonnie, quien era una cazatalentos obsesionada con los famosos, que ya había tenido problemas legales con el rockero Jerry Lee Lewis y Christian Brando, hijo mayor de Marlon Brando. Pese a estos intentos de crear una cortina de humo, tras las investigaciones pertinentes Blake y su guardaespaldas fueron detenidos por la preparación y la ejecución del asesinato de Bonnie, a quien parece que le disparó el mismo Blake. Su detención fue televisada y se convirtió en la nueva carnaza de las noticias. En 2005 es declarado inocente. No es casual que contara con la ayuda y los consejos de otro "culpable redimido" como es O. J. Simpson, quien ya había pasado tras la experiencia de ganar un juicio imposible tras matar a su esposa.

ERNEST HEMINGWAY

“Si no puedo existir a mi manera, entonces, la existencia es imposible”, dijo en una ocasión el escritor Ernest Hemingway, inmortal autor de Adiós a las Armas y El Viejo y el Mar, y sin duda uno de los escritores má simportantes del siglo XX. Y Hemingway vivió y murió bajo esa máxima. En 1961, cuando el escritor contaba con 61 años de excesos, y creyéndose enfermo de cáncer, decidió poner fin a su vida pegándose un tiro en la cabeza. Hemingway sufría un desorden mental conocido como trastorno bipolar. Sus continuos episodios de depresión y paranoia hicieron que fuera sometido a un salvaje tratamiento de electroshocks que acabaron por anular al hombre hecho a sí mismo, quien decía que su memoria había sido robada. Hipertensión, cirrosis, impotencia sexual y problemas cardiacos, sumados a su alcoholismo, se sumaron a la coctelera que hizo que el escritor apretara el gatillo. El autor, que había representado como nadie el papel de escritor-reportero, recorriendo guerras, medio aventurero y medio pirata, había vivido una vida de alcohol ("beber es cosa de hombres", solía decir, mientras combinaba dos litros de ron y tabletas de vitamina B en una misma tarde), mujeres y caza, una de las pasiones que mantuvo hasta sus últimos días. Obsesionado por las mujeres y su identidad masculina, y paranoico con la posibilidad de ser homosexual (siendo él mismo un homófobo consumado), forjó una imagen de macho, moldeada por el recuerdo de boxeadores, toreros, soldados y marinos que sembraron su vida y su obra. Su padre, dos de sus hermanos y su nieta, la modelo y mediocre actriz Margaux Hamingway también recurrieron al suicidio como salida de este mundo. En el caso de Margaux lo hizo un día antes de cumplirse el 35 aniversario de su célebre abuelo, tomando una sobredosis de un medicamento para la epilepsia. Tan desgraciada herencia familiar posiblemente se deba a una enfermedad hereditaria llamada haemocromatosis, que consiste en un exceso de hierro en la sangre que provoca episodios de depresión, amén de otros desórdenes. En cualquier caso Ernest apretó el gatillo cuando el macho estaba siendo castrado, siendo fiel a sí mismo y a su obra.


RUSS COLUMBO / JOHNNY ACE

Los protagonistas de nuestra historia de hoy tienen en común el ser poco afortunados a la hora de elegir juegos. Otros invitados sin duda se conformarían con un tranquilo juego de cartas o un Monopoly. Para estos caballeros, sin embargo, nunca es bastante y por eso les vetaremos la entrada a nuestras fiestas nocturnas. Russ Columbo fue uno de los primeros crooners de la historia, además de actor en el Hollywood clásico, convirtiéndose en un serio competidor de Bing Crosby, y una de las mayores influencias para una nueva generación de cantantes melódicos liderados por Frank Sinatra. La fama de Columbo llegó a ser tal que se le conocía como el Valentino cantante, le inventaron romances con Greta Garbo y tuvo una corta relación con Carole Lombard. En 1934 Columbo muere por una antigua pistola que uno de sus amigos usaba como pisapapeles. El divertido juego que se le ocurrió a Russ fue intentar encender una cerilla con el martillo de la pistola. Desgraciadamente el arma conservaba restos de pólvora y un proyectil atravesó el ojo de Columbo. Columbo murió con 26 años. Julia Columbo, su madre, que padecía graves problemas de corazón, nunca supo la verdad. Vivió diez años recibiendo falsas cartas y cheques del seguro del cantante que hablaban del éxito de su hijo. En 1995 Tiny Tim, de quien hablamos el mes pasado, dedicó un disco a Columbo.

El caso de Johnny Ace es más llamativo. Ace fue un pianista y baladista del circuito de rythm'n'blues de los años 50 que creó un tema inmortal, Pledgin My Love. Aunque nunca fue conocido en vivo para el público blanco, tras su muerte su tema se hizo inmortal. En las navidades de 1954, estando borracho tras un concierto, Johnny propuso a un grupo de amigos y a su novia jugar a la ruleta rusa. Cogió un revólver del calibre 45 y apuntó a su novia, apretando el gatillo. Después repitió la operación con una amiga. En tercer lugar apuntó a su propia cabeza y una bala se alojó violentamente en su cráneo. Fue el fin del cantante. El tema Pledging My Love ha visto numerosas versiones, y la figura de Ace se ha convertido en objeto de culto. El mismo Paul Simon hizo una canción llamada The Late Great Johnny Ace.

CHARLTON HESTON

He recibido numerosas peticiones parar incluir en nuestra lista al venerable actor Charlton Heston. Así que vayamos a ello, pues la verdad es que no nos faltan motivos para dejarlo sin cena. Nada podemos reprochar a la carrera cinematográfica de Heston, habiendo participado en los años 50 en algunas de las mejores cintas de acción de la era y convirtiéndose en heredero del estilo de actor apolíneo y atlético que ejemplificara Burt Lancaster. Fue el director William Wyler quien mejor supo sacar de Heston esa vena de héroe perdedor y macarra de la que sin duda hoy son herederos Bruce Willis y Will Smith, Wyler dirigió a Heston en el estupendo western Horizontes Lejanos (The Big Country, 1958) y la inmortal segunda versión Ben-Hur (1959), recordemos que la primera versión estuvo protagonizada por Ramón Novarro, a quien dedicamos un capítulo en Diciembre de 2007, en la que como Judah Ben-Hur protagonizaba junto a Stephen Boyd (Messala) una de las historias de amor homosexual no reconocidas más famosas de la historia. Por su papel protagonista en Ben-Hur ganó el Oscar y la inmortalidad cinematográfica. Curiosamente el éxito de Heston venía de otro remake, su papel de Moisés en Los Diez Mandamientos (The Ten Commandments, 1956), dirigida por Cecil B. De Mille tanto en su versión de 1923 como en la protagonizada por Heston. Por cierto que fue la última película que dirigió este mito del cine.

Heston aprovechó el éxito cosechado por sus papeles en películas de caracter pseudo-religioso para fomentar su imagen de macho en cintas como El Cid (1961) o Cuando Ruge la Marabunta (The Naked Jungle, 1954). Paralelamente participó con algunos de los mejores directores de la época. Fue Heston quien propuso a Orson Welles para dirigirle en la obra maestra Sed de Mal (A Touch Of Evil, 1958), e hizo un buen papel a pesar de no ser creíble como fiscal mexicano. También trabajó con el iracundo y genial director Sam Peckinpah en Mayor Dundee (Major Dundee, 1965), una de tantas obras mutilada por los estudios, atentando a los deseos artísticos de sus autores. Heston tuvo numerosos problemas con Peckinpah y sus continuos cambios de humor, llegando en una ocasión a cargar contra el director sobre un caballo y portando un sable en la mano. Sin embargo, cuando la productora decidió echar al director, Heston tuvo el noble gesto de decir que si se iba él, se quedaban sin protagonista. Otro director con el que Heston tuvo grandes éxitos fue Franklin J.Schaffner, quien le dirigió en El Señor de la Guerra (The War Lord, 1965) y, sobre todo, una de las cumbres de la ciencia ficción como es El Planeta de los Simios (Planet of the Apes, 1968), película clásica que originó toda una saga y demostró que Heston no usaba blanqueador de dientes. El éxito de El Planeta de los Simios hizo que la carrera de Heston en los años 70 se decantara a títulos del género fantástico como El Último Hombre Vivo (Omega Man, 1971), segunda versión de la brillante novela Soy Leyenda de Richard Matheson, de la que recientemente se ha realizado una tercera versión, o Cuando el Destino nos Alcance (Soylent Green, 1973), que fue la última película en la que participó el gran Edward G. Robinson. El resto de la década Heston hizo lo que pudo, desde participar en las películas catastróficas tan de moda en la era como Aeropuerto 1975 o Terremoto hasta hacer del cardenal Richelieu con una horrible nariz de pega en la divertida saga de los Tres Mosqueteros dirigida por Richard Lester. Los buenos momentos habían pasado, y Heston se vio reducido en los 80 a cameos y participaciones en series televisivas como Dinastía o Los Colby.
La fama volvería posteriormente a manos de Heston, pero por razones que nada tienen que ver con su carrera artística. Entre 1998 y 2003 fue director de la National Rifle Asssociation (Asociación Estadounidense de Armas de Fuego) que defiende el "sagrado" derecho constitucional de poder agujerear a tiros a todo aquel que te moleste. Basándose en una rancia ley que proviene de la guerra de secesión, son básicamente un grupo de mentecatos con serios problemas de autoestima que necesitan sentirse protegidos de la forma más primitva y estúpida en un mundo que no entienden. Que Heston, que en los años 60 participaba de las marchas en pro de los derechos civiles haya acabado siendo el representante de semejante grupo de salvajes no hace sino demostrar hasta qué punto estaba deteriorada su mente. En 2002, por cierto, le diagnosticaron le enfermedad de Alzheimer. A los hechos nos remitimos. Sin embargo, no cometan el error de invitar a Heston por pena, no sea que aparezca con sus amigotes y acaben con el salón tiroteado.

YMA SUMAC

Invitar a la extravagante princesa inca Yma Sumac a cenar sólo resultaría en la destrucción de nuestra fina cristalería de bohemia, incapaz de soportar la potente voz de esta singular cantante peruana. Yma fue única, nadie ha sido ni será como ella. Según la leyenda Yma era descenciente de los reyes Incas, y pasó de una carrera musical en varios grupos en Perú, a vivir en Nueva York y firmar por la discográfica Capitol en los años 50 una serie de delirantes discos producidos por su marido, Moisés Vivanco. Yma se convirtió en una de las estrellas más pujantes del estilo lounge con aires latinos, añadiendo con su voz una singular originalidad al estilo. Sus discos presumían de haber sido grabados en la selva, y de entonar cantos indígenas ancestrales, aunque a menudo eran composiciones del propio Vivanco. Su carrera se completó con varias apariciones en Broadway, actuaciones en las Vegas y su participación en una película protagonizada por Charlton Heston, pero a finales de los 50 su momento había pasado. Yma se retiró, realizando algunas actuaciones inesperadas en los años 70 y a finales de los 80. Su música sigue siendo uno de los ejemplos más originales y exóticos de la música lounge.