AL GORE

¡Albricias, ya tenemos nuevo Moisés que nos guíe a la tierra prometida! El mundo le escucha. Los actores le aplauden y ponen cara de estarse enterando de algo de lo que dice. Los presidentes se hacen la foto con él y compran sus videos a precios desorbitantes. ¡Hasta los publicistas se ponen de acuerdo y comienzan a hacer de los anuncios de coches reclamos de Greenpeace! Señoras y señores, compren, compren, es la nueva moda. Es lo que se lleva. Lo que mejor le quedará. Un poco de calentamiento global y su vida será distinta. Así se nos presenta ahora el señor Al Gore, como un vendedor de biblias ecológicas dispuesto a salvar el mundo. Pero un poco de memoria histórica nos dará una imagen distinta de este político reciclado a profeta mediático del cambio climático. Para empezar Al Gore es uno de los mayores responsables de la censura en la música. Su mujer comenzó una campaña en 1988 para que se censurara a los discos de rock que contuvieran letras que se pudieran considerar ofensivas. Al Gore, junto a otros senadores demócratas y republicanos, llevó a cabo una iniciativa para etiquetar los discos en base a supuestos valores morales. Esta censura estigmatizadora escondía el interés de aprobar una ley que permitiera cobrar un canon por cintas vírgenes. La medida de las pegatinas en los discos era, aparte de anticonstitucional, una cortina de humo para esconder los intereses económicos escondidos de varios políticos (entre ellos Gore) con una medida que se exportó y seguimos sufriendo aqui con los cánones que pagamos los consumidores. El músico Frank Zappa denunció esta medida, haciendo una campaña que le llevó a varios medios y al propio congreso, realizando una brillante intervención que le enfrentó entre otros al vendedor de biblias. La medida sigue vigente hoy en día, y Gore, el defensor de las libertades, se benefició de esta medida primitiva para sacar provecho.

Gore es ante todo un hombre de negocios. Sabe cómo vender un producto, y no le importa mentir o aprovecharse de una situación para conseguir su propósito. Durante su mandato como vicepresidente de los EEUU no tuvo problema en bombardear fábricas de medicamentos en Sudán para favorecer a las multinacionales farmaceúticas, causando miles de muertes. En su etapa como vicepresidente también proporcionó a países africanos un medicamento que era tóxico, rechazado hacía décadas por el organismo oficial de control de drogas y alimentos (la FDA) como quimioterapia para tratar el cáncer por sus graves efectos secundarios. Dicho medicamento contagiaba el virus del SIDA a los enfermos. De este modo Gore aprovechó su posición y utilizó a miles de seres humanos como conejillos de indias. Después, con la presión de la opinión pública se convirtió en un paladín de la lucha contra el SIDA, pidiendo ayudas humanitarias en el congreso. Todo un hipócrita, pues en realidad servía a los intereses de las farmaceúticas. Aunque posiblemente el momento más bochornoso de su carrera lo protagonizó en su infructuosa campaña contra George Bush cuando le hicieron una entrevista para la revista Rolling Stone, para la cual le abultaron la entrepierna con el photoshop. Que un personaje como éste haya ganado el premio Nobel de la Paz nos puede dar una idea de la manipulación que sufrimos y a qué tipo de títeres impresentables colocamos como modelos sociales. Una verdadera pena.

TINY TIM

Tiny Tim es uno de los personajes más curiosos de los años 60. Es el equivalente a un Joseph El Hombre Elefante Merrick de la época, un freak que tuvo un inesperado y efímero éxito. Sin embargo escharlo sigue siendo una de las experiencias más perturbadoras y placenteras que puede tener un aficionado a la música. Herbert Khaury, su verdadero nombre, era una enciclopedia ambulante que sabía más de 1000 canciones americanas, desde 1880 a 1950. El artista empezó a recorrer el oscuro mundo del vaudeville en busca de una oportunidad. En esa época descubre a dos compañeros inseparables, su ukelele, que llevaba porque era más cómodo que una guitarra, y el cristianismo, del que se hizo un ferviente seguidor desde que Jesucristo se le apareció una noche para decirle que tenía que cantar en falsetto. Años después el éxito le llegaría precisamente por su inimitable e irritante falsetto, que Tiny siempre agradacería a Jesucristo. En los años 50 ya llevaba el pelo largo y empezaba a usar maquillaje blanco, provocando que la gente se apartase de su lado en el metro.

En los años 60 adapta el nombre de Tiny Tim, como el personaje de Dickens y sigue actuando en clubs de muy diversa alcurnia. En uno de ellos conoce al futuro productor Richard Perry, quien queda atónito al ver la actuación de ese anacronismo chillón con ukelele. La extravagancia de Tiny y la apertura musical de los años 60 hizo que Tiny firmara un contrato para Reprise, la discográfica de Frank Sinatra. Richard Perry, que acababa de producir el primer disco de Captain Beefheart, llevó a cabo la tarea de producir el primer disco del artista. El resultado fue God Bless Tiny Tim (1968), uno de los discos más curiosos de los años 60. Perry hizo un trabajo soberbio produciendo con multitud de matices los temas que iban desde viejas canciones de los años 20 y 30 hasta nuevas composiciones o versiones de temas pop de la época como el I've Got You Babe de Sonny & Cher (cantado a duo por Tiny consigo mismo). Las apariciones de Tiny en el programa de TV The Tonight Show hicieron del artista un personaje popular, y llevaron al single Tip-Toe Thru' The Tulips With Me al número uno de las listas de éxitos. Una de las razones de la popularidad de Tiny era el morbo que producía en las audiencias saber si el artista era homosexual. Parte del éxito del artista radicaba en esa ambigüedad mediática, y cuando en ese mismo año Tiny Tim se casó en directo en el show de Johnny Carson con la modelo Miss Vicky, sentenció el final de su efímera fama.
Eso, y que su segundo disco, Tiny Tim 2nd Album (en cuya portada posaba junto a sus padres), coincidiera con la salida de un disco pirata de la competencia recogiendo unas grabaciones bastante mediocres del artista, realizadas años antes. La confusión hizo que la gente no supiera qué disco comprar, y que Tiny perdiera el poco prestigio musical que tenía. Entre medias Tiny editó algunos singles de viejas canciones patrióticas. A pesar de no vender discos Tiny Tim todavía era un fenómeno mediático, como demuestra que a su concierto en el Royal Albert Hall acudieran los 4 Beatles y algún Rolling Stone. En su tercer disco para Reprise Tiny Tim no contó con la ayuda del productor Richard Perry (quien produciría el excelente disco de Nilsson Nilsson Schmilsson, donde destaca su versión del Without You de Badfinger, consolidando una exitosa carrera como productor) y fue su último disco para la compañía. Era un disco dedicado a los niños, en que hacía un repaso a todos los animales del zoo, les enseñaba la diferencia entre el agua caliente y fría y les recomendaba recordar siempre su nombre y dirección. Terrorífico. Desde entonces Tiny estuvo perdido, fueron 25 años de algún single y disco casual, uno de ellos excelente, Girl (1996) grabado con el grupo de polka Brave Combo. Entre medias mucha mediocridad como los terribles singles She Left Me With The Herpes (Ella me dejó con el herpes) o Santa Claus Has Got The Aid's This Year (Santa Claus tiene el sida este año). Tiny se convirtió en un mal chiste, dando actuaciones privadas y grabando decenas de canciones originales a curiosos que apenas le daban para comer. Finalmente el artista murió al pie del cañón cuando en una actuación en un club de mujeres en Minneapolis sufrió un infarto mientras cantaba su único éxito Tip-Toe Thru' The Tulips With Me.


THE MONKEES

A comienzos de los años 60, y en pleno reinado del sonido Motown y los grupos de chicas de Phil Spector, una invasión llegó hasta las listas británicas. Se llamaba Beatlemania, y se consideró una de las mayores revoluciones musicales de la era. Pronto los americanos comenzaron a copiar la idea y surgieron multitud de grupos que trataban de emular el ansiado sonido beatle, entre ellos The Byrds, Paul Revere & The Raiders, The Merry Go Round, The Buckinghams, The Lovin' Spoonful o The Beau Brummels simbolizaron la resistencia americana frente a la nueva invasión británica, esta vez musical, liderada por The Beatles, The Rolling Stones, The Animals y The Hollies. Pero si un grupo americano de la era simboliza la desmedida intención de copiar a los Fab Four estos son The Monkees. La idea del grupo surge del productor Don Kirschner, quien tras ver el éxito del grupo británico, decide crear unos Beatles a la medida del público norteamericano. Para ello pone un anuncio en el periódico invitando a jóvenes a aparecer en una futura serie de televisión, y multitud de jóvenes acuden a la llamada (entre los rechazados estaban el futuro líder de Three Dog Night y el gran Stephen Stills, de Buffalo Springfield y Crosby, Stills & Nash, ¡hasta Nilsson estaba entre los candidatos!). Los elegidos serían Micky Dolenz, el británico Davy Jones, Mike Nesmith y Peter Tork, dos de ellos actores sin ninguna experiencia musical. Esto haría que se utilizara a músicos de sesión para sus dos primeros discos. El hecho de que el grupo contara con el apoyo de grandes compositores como Neil Diamond, Carole King o Gerry Goffin hizo que publicaran algunas joyas pop como I'm A Believer, Last Train To Clarksville o Daydream Believer.

La serie televisiva de los Monkees se emitió entre 1966 y 1968, alcanzando grandes cotas de audiencia y convirtiendo al grupo en un fenómeno de masas. Pese al éxito de público, el grupo nunca se pudo quitar su imagen de producto prefabricado a los ojos de la severa crítica musical. Varios discos destacables, y la película Head, fueron el legado musical de la banda. Pese a que el grupo ya era realmente eso, un grupo, que tocaba sus propias canciones, el éxito les había dado la espalda y los miembros comenzaron a editar discos en solitario, destacando la carrera en solitario de Michael Nesmith. Pese a que, vistos en perspectiva, los Monkees son una de las bandas más divertidas del pop de los 60 (reinvicados entre otros por Frank Zappa y John Lennon), y que muchas de sus canciones son capítulos imprescindibles de la era, debemos negarles la invitación por haber comenzado esa moda tan desagradable de los músicos falsos, que continuó con engendros como The Archies (los dibujos animados que cantaban Sugar Sugar, creados como los Monkees por el productor Don Kirschner) o Milli Vanilli (quienes ni siquiera ponían la voz).






NICK DRAKE

Nick Drake fue uno de los más sensibles poetas del folk de los años 70. Nick seguía su propia senda, y al contrario que las decenas de imitadores de Bob Dylan que cantaban con acompañamiento de guitarra y armónica, sus discos están llenos de armonías delicadas con su voz arropada por secciones de vientos en barrocos arreglos y sobrecargados acompañamientos. Su música es una delicia pop, con algún toque de jazz para aderezarlo. Drake tampoco era un cantautor social, y sus letras hablan de sentimientos, de emociones y anhelos frustrados. Nick editó tres discos, sin llegar a alcanzar la fama en su vida. La extrema sensibilidad de Drake, sumada a la fragmentación de su vida afectiva hicieron que entrase en una profunda depresión durante los últimos cuatro años de su vida. Sus desarreglos le alteraron tanto que era incapaz de continuar componiendo por lo que se autoingresó en un psiquiátrico e hizo alguna locura aún mayor, como intentar ingresar en el ejército. Nick se suicidó en 1974, ingiriendo una cantidad masiva de antidepresivos. Tras su muerte llegó la fama. Drake fue considerado un artista de culto, y en los 80 su figura se volvió a reivindicar. Se reeditaron sus discos, sus canciones aparecían en anuncios y se realizaban documentales sobre su vida. Su música sigue siendo su mejor testamento, con un estilo preciosista que ha sobrevivido el paso del tiempo y permanece como legado de un ser sensible, demasiado para este mundo. Su epitafio lo escribió él mismo en su canción Fruit Tree de 1969: "La fama es tan poco sólida como un árbol frutal; nunca florece hasta que su tronco yace en el suelo". Recomendamos la visita de la excelente web en castellano la luna rosa, dedicada al artista, donde podemos encontrar fotos y las letras del artista: http://www.lalunarosa.com/





JOAN FONTAINE / OLIVIA DE HAVILLAND

Olivia de Havilland y Joan Fontaine, dos de las mejores actrices del Hollywood clásico eran hermanas. Ambas nacieron en Japón, siendo Olivia la hija mayor. La salud de las niñas era inestable y las continuas complicaciones en la vida de pareja hicieron que los padres de las actrices se distanciasen. El señor de Havilland, profesor de inglés en la universidad de Tokio, solicitó el divorcio para casarse con una japonesa. La madre de los retoños accedió gustosa y se casó con el empresario George M. Fontaine. La nueva señora Fontaine se esmeró en educar a sus hijas lo mejor posible. Ya en aquella época Olivia era la princesa de la casa, y Joan el patito feo. Olivia fue la primera en comenzar con su carrera cinematográfica.

Olivia destacó durante años como pareja del galán Errol Flynn. Ambos formaron una de las grandes parejas románticas de los años 30, llegando a protagonizar nueve películas juntos, la primera fue la película de aventuras Capitán Blood (Captain Blood, 1935) dirigida por Michael Curtiz, a ésta le seguirían otras joyas como la excelente Robin de los Bosques (The Adventures of Robin Hood, 1938), también de Curtiz, en que demostró ser la mejor Lady Marian de la historia, y Murieron con las Botas Puestas (They Died With Their Boots On, 1941) de Raoul Walsh. Por esta época Olivia consiguió el papel que haría que pasara a la posteridad, la dulce Melanie Hamilton (Melania en el doblaje español) de Gone With the Wind (Lo que el Viento se Llevó, 1939), la que es seguramente la película más famosa de todos los tiempos. Su maravillosa interpretación le proporcionó su primera nominación al Oscar, pero la Warner la encasilló en papeles insulsos, negándose a liberarla de su contrato, lo que hizo que la actriz llevara a los juzgados a la productora. Esta batalla legal hizo que dejara la pantalla durante tres años, pero Olivia salió fortalecida, recobrando su libertad de trabajo y con el privilegio de poder elegir sus películas.

Olivia dejó así su registro de chica dulce, pasando a interpretar papeles más dramáticos. Gana su primer Oscar con La Vida Íntima de Julia Norris (To Each His Own, 1946). Después interpretaría sus mejores papeles en dramas como A través del Espejo (The Dark Mirror, 1946), Nido de Víboras (The Snake Pit, 1948) y La Heredera (The Heiress, 1949), que supuso su segundo Oscar. Poco a poco, Hollywood perdió el interés en ella, y la actriz se dedicó a Broadway y alguna aparición esporádica como en la grotesca y genial Canción de Cuna Para un Cadáver (Hush... Hush, Sweet Charlotte, 1964) en que compartía protagonismo con su vieja amiga Bette Davis (una muestra de lo buena persona que era Olivia es que era de las pocas mujeres que aguantaba el carácter tormentoso de la genial Bette). La película era la continuación de la obra maestra ¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?, 1962), que como veremos tiene mucho que ver con la historia de las hermanas Joan y Olivia.

Pero sigamos con Joan. A la pobre la hemos dejado en un segundo plano, y eso es más o menos lo que le pasó en su infancia. Como dijimos, Olivia era la reina de la casa. La pequeña Joan quiso repetir el éxito de su hermana Olivia, y su madre le prohibió primero seguir la carrera de actriz igual que su hermana, y luego usar el apellido De Havilland, teniendo que adoptar el Fontaine de su padrastro. Ese aura de fragilidad y su lánguido conformismo al ser un segundo plato hicieron que Joan se moviese como pez en el agua en papeles masoquistas y sumisos como los que el perverso Alfred Hitchcock ideó para ella en la inolvidable Rebecca (1940) y en Sospecha (Suspicion, 1941), que supuso su único Oscar. De hecho el encuentro más crudo entre las dos "hermanísimas" de Hollywood se produjo en la ceremonia de los Oscar de ese año, en que ambas actrices estaban nominadas al Oscar. El premio en esta ocasión se lo llevó Joan (aunque Olivia llegó a ganar dos), y dicen que ni siquiera se miraron a la cara, desde entonces no se hablan. Un encontronazo anterior que posiblemente ayudaría a convertir el conformismo de la Fontaine en resentimiento fue el hecho de que le ofrecieran a ella primero el papel de Melanie en Lo Que El Viento se Llevó y lo rechazara, cuando el productor y magnate David O. Selznick le ofreció el jugoso personaje, Joan (que deseaba el papel de Scarlett O'Hara) le espetó a O. Selznick "Si quieren a alguien para hacer de pava, llamen a mi hermana Olivia". Y así fue, y fue la cumbre de la popularidad de Olivia, lo cual debió minar la ya de por sí destrozada moral de Joan. Aún así siguió su carrera, e intentando salir del encasillamiento comenzó a producir sus películas, siendo su primera producción la estupenda Carta de Una Desconocida (Letter From An Unknow Woman, 1948). Al final Hollywood la acabó encasillando o apartando como a su hermana, ya que la meca del cine nunca ha sido justa con la madurez femenina.

El distanciamiento y el rencor siguieron siendo la tónica en la relación de las dos hermanas. Joan nunca perdió oportunidad para hablar de su hermana como en estas duras declaraciones: "Para mí es como si no existiese. Nos odiamos tanto cuando éramos jóvenes que ahora hemos agotado la carga de odio y nos limitamos a ignorarnos". En otra curiosa anécdota, las dos actrices pusieron el grito en el cielo al saber que las habían colocado en la misma planta del hotel Ambassador en el que se alojaban en un homenaje a las leyendas vivas de la meca del cine. Hubo que poner diez pisos de distancia entre ellas para mantener el hotel en pie. Toda esta historia de rencores fraternos explica que el director Robert Aldrich se inspirara en su historia para idear ¿Qué fue de Baby Jane? En el film dos viejas actrices en decadencia y hermanas, Bette Davis y Joan Crawford, viven en la misma casa, guardándose un odio más grande que el tiempo. Imaginen las consecuencias de haber tenido bajo el mismo techo a Olivia y Joan. Por eso, si se animan a invitar a cenar a estas dos damas, auténticas leyendas vivas de Hollywood (91 y 90 años respectivamente), por favor, no las junten nunca. Por su propio bien.

COLIN CLIVE

El actor Colin Clive nació en Francia en 1900, y murió con sólo 37 años aquejado de tuberculosis y de un alcoholismo crónico. En su breve carrera cinematográfica pudo inmortalizar a un personaje, el Doctor Frankenstein, interpretándolo en dos maravillas cinematográficas dirigidas por James Whale: Frankenstein (Doctor Frankenstein, 1931) y La Novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935). Colin encarnaba un papel complejo para la época, un científico que en su infinita arrogancia osaba desafiar a Dios. De hecho la película encontró un fuerte rechazo por parte de los sectores más conservadores de la iglesia católica. Se formaron piquetes y protestas en frente de algunos cines en contra de la proyección de la película. La razón de las iras eclesiásticas era, por encima de todo, una frase que Colin Clive gritaba después de insuflar vida en la criatura: "¡ahora se que el hombre puede ser Dios!". Los estudios Universal, temerosos de las críticas, decidieron hacer menos audible esa frase haciendo que sonara un trueno mientras Colin la citaba. En España la censura fue menos sutil y se puede ver en la versión doblada cómo Colin abre la boca sin emitir palabra, posiblemente enmudecido por su reciente descubrimiento. Pese a que la película tenía un final que hoy día puede parecer conservador, con un Dr. Frankenstein lamentando haber desafiado las leyes divinas y la criatura consumida entre llamas, debemos tener en cuenta que en aquella época siquiera poder plantear ese tema ya era algo revolucionario.De todos modos el grito más famoso salido de la boca de Clive es el estremecedor: "It's Alive! It's Alive!" de Colin tras sus creaciones. El compañero de reparto de Colin, y la verdadera estrella de la película, era el inmortal Boris Karloff, en el papel del monstruo de Frankenstein. No deja de ser curioso presentar a ambos actores / personajes y sus diferencias. Mientras que el Doctor Frankenstein era un científico culto empeñado en superar sus límites, Colin Clive era un hombre atormentado, consumido por el alcoholismo, violento y hosco, de hecho Clive dotó al personaje de buena parte de sus contradicciones. Por otro lado la criatura, uno de los monstruos más tiernos del cine, era un ser irracional y emocional, llevado por su falta de raciocinio a cometer terribles crímenes, mientras que Boris Karloff era un hombre culto, tremendamente elegante y educado, todo un caballero. Una de las mayores cualidades del film es ver el contraste entre estos dos personajes, y que en la realidad el monstruo no era precisamente la criatura. Podemos ver en la interpretación de Clive su lucha interna contra los demonios que lo consumían, particularmente en La Novia de Frankenstein, donde su alcoholismo era más acusado. Durante el rodaje de dicho film Clive estuvo bajo vigilancia para no beber, e interrumpió el rodaje en varias ocasiones con episodios de histeria. Moriría dos años después.

Posteriores acercamientos a la figura del personaje acentuarían el aspecto diabólico del Dr. Frankenstein. La productora inglesa Hammer produjo en los años 60 una serie de films de terror que adaptaban los viejos mitos de la Universal, cargándolos de color, erotismo y hemoglobina. Terence Fisher, el mejor director de la Hammer, realizó en 1967 Frankenstein Creó a la Mujer (Frankenstein Created Woman), cuarta película sobre el mito realizada por la productora inglesa. En este excepcional film ya no era necesaria la aparición de la criatura. El monstruo era el propio doctor, maravillosamente representado por las facciones huesudas de Peter Cushing, consumido por su (irónicamente) irracional obsesión. Lo que demuestra el motivo de este blog, o lo que decía Napoleón: "no hay nada más alejado de la genialidad que la cordura".

RAYMOND SCOTT

La música de Raymond Scott es uno de los sonidos más revolucionarios del siglo XX. Raymond comenzó haciendo jazz en los años 30. Con su grupo, The Raymond Scott Quintet, revolucionó las listas de éxitos mientras los sesudos críticos lo despreciaban por su osadía de hacer una música con humor. El sonido de Scott era sin duda difícil de catalogar, algo entre el jazz y el pop con una estructura anárquica e inesperados giros de ritmo. Tan distinta era la música de Scott que fue la banda sonora predilecta de los dibujos animados de la Warner, quienes adaptaron a Scott en 120 cortos de Bugs Bunny, el pato Lucas y otros personajes. Scott siguió sonando en dibujos como Rem & Stimpy o los Simpson. El mundo irreal de los dibujos animados era el mejor escenario para la locura de la música de Scott, quien solía titular sus temas con extravagantes nombres como Dinner Music For a Pack of Hungry Cannibals (Música de Cena Para una Manada de Caníbales Enfadados) o New Year's Eve in a Haunted House (Año Nuevo en una Casa Encantada). El estilo aparentemente enloquecido de Scott era todo lo contrario, lo que él llamaba jazz descriptivo reducía al mínimo la improvisación. Esto significaba en la práctica que Scott veía a sus músicos como meros instrumentos que le posibilitaban hacer música, y los tiranizaba, haciendo repetir y ensayar hasta conseguir lo que él pretendía. Perfeccionista hasta la extenuación y un tirano en potencia, los músicos no aguantaban mucho en su grupo y salían echando pestes de él. En aquel entonces era compositor, director de orquesta y pianista, pero se había encontrado con un leve estorbo en su camino a la perfección, sus músicos eran humanos y pensaban por sí mismos.

Pronto pudo subsanar este ligero inconveniente, sustituyendo a sus músicos por máquinas. Scott se convirtió de esta manera en uno de los pioneros de la música electrónica en los años 50 y 60, además de ingeniero e inventor. Scott inventó un reloj con alarma con voz, alarmas, sirenas y timbres, joyas electrónicas, cocteleras electrónicas, juegos electrónicos para niños y adultos, pero sobre todo dedicó su inspiración a la invención de instrumentos que posibilitaran a su música llegar a donde los humanos no parecían poder llevarla. Entre los instrumentos que inventó destaca el Clavivox, un primitivo sintetizador, el Electronium, que era una máquina capaz de componer música secuencial, la Videola, que le permitía componer música sincronizada con imágenes en movimiento, el Karloff, que generaba efectos de sonido... todos estos instrumentos hicieron que Scott se centrara a través de su empresa Manhattan Research Inc. en la composición de música electrónica para empresas. De este modo Scott se centró en la publicidad como salida para su música, aunque editó algunos discos, tres de ellos dedicados a bebés, con música electrónica minimalista pensada para estimular a los pequeños. Scott se volvió cada vez más hosco y receloso hacia otros músicos, con la obsesión de que todo el mundo quería robarle sus ideas y su música. En lugar de abrirse a compartirla prefirió encerrarla en su enfermiza y genial cabeza. Todo esto no le impidió colaborar con un joven Jim Henson, antes de que éste se hiciera mundialmente conocido con sus Teleñecos, componiendo música para sus cortos experimentales. También trabajó para el fundador de Motown Records, Berry Gordy, cuando éste le contrató para que se encargase de la división electrónica de la compañía. La música de Scott, tanto en su etapa de jazz experimental, como en su faceta de inventor y pionero de la música electrónica, es un capítulo apasionante del pasado siglo, y Scott es un claro precedente de genios como Frank Zappa o Devo. Incluso podríamos invitarlo a cenar, arriesgándonos a su despotismo, pero creo que nos habría dado plantón y se habría quedado frente a una de sus máquinas raras inventando nuevos ruidos.







ROBERT DOWNEY JR. / TONY STARK

Hollywood es hoy un desierto donde una vez brilló el mejor cine de la historia. Los remakes de viejas películas, los biopics de vidas ya vividas y las adaptaciones literarias son el pan de cada día, demostrando una sequía creativa sin precedentes. Y como se ve que se les acaban los libros para destruir con sus nefastas adaptaciones, el siguiente paso es destrozar el mundo de la literatura marginal y rara vez valorada llamada comic. Por eso los amantes del comic estamos acostumbrados a ver atónitos pésimas películas, especialmente con el género de superhéroes, que ni respetan el espíritu del original (vease esa ñoñez llamada Spiderman o la pésima Superman Returns) ni tienen un reparto digno (Los Cuatro Fantásticos, Daredevil...). Claro está que hay ejemplos rescatables y hasta excelentes (el Superman de Richard Donner por encima de todas, pero también Batman Begins de Christopher Nolan, el Hulk de Ang Lee, Sin City de Frank Miller y Robert Rodríguez), pero la norma son las adaptaciones nefastas. Por eso hemos de decir que a priori nos parece un gran acierto el casting para el futuro estreno de la Marvel. Iron Man, o el Hombre de Hierro, fue uno de los personajes creados por Stan The Man Lee (ver capítulo de Stan en este mismo mes), en esta ocasión junto al genial artista Gene Colan. Aparece en la revista Tales of Suspense en 1963, y desde entonces se convierte en uno de los personajes más populares de la llamada casa de las ideas. El Hombre de Hierro pronto pasaría a formar parte del equipo que unía a los héroes más poderosos de la tierra, los Vengadores. En su primera aparición el personaje Tony Stark es atrapado por los comunistas (que eran muy malos en los primeros comics Marvel) y obligado a trabajar para ellos hasta que construye una armadura que además de matar comunistas permite a su enfermo corazón seguir latiendo.

El personaje se basaba (ay, Stan, pillín) en Batman, aparentando ser Tony Stark un millonario despreocupado que escondía su heroismo. Por suerte el personaje evolucionó con el tiempo, y pasó de ser un panfleto metálico contra el comunismo a un personaje más complejo. En 1979, dentro de la vibrante etapa en que el guionista David Michelinie y un joven John Romita jr. a los lápices llevaron a cabo, acentuaron el problema del alcoholismo del personaje. Este hecho fue toda una revelación, ya que era de los primeros héroes en mostrar tal dependencia, y su enfermedad le llevó incluso a abandonar durante un periodo su carrera heroica. Teniendo esto en cuenta nos parece muy interesante que para la versión cinematográfica del personaje se haya elegido como actor a Robert Downey jr, un actor que se puede identificar con los problemas de dependencia del héroe. El actor tuvo su primera experiencia con las drogas durante su participación en el mítico programa de TV Saturday Night Live. En 1987 fue a rehabilitación mientras su carrera se hundía. Ésta da un giro de 180 grados al protagonizar en 1990 el biopic Chaplin, por el que es nominado al oscar.

En 1996 es arrestado en tres ocasiones por posesión de drogas y tenencia ilícita de armas. Para entonces ya era considerado el nuevo enfant terrible de Hollywood. Los siguientes cuatro años Robert los pasa entre la prisión y la rehabilitación, mientras sigue dándole al crack, la heroína y la cocaína. Mientras la prensa se frota las manos con los escándalos cada vez más sonados del actor, éste sale de la cárcel en el año 2000 encontrando en la TV el refugio para resucitar su carrera, y gana un globo de oro por su actuación en la serie Ally McBeal. Recientemente el actor, ya sereno y rehabilitado, ha recuperado el favor del público gracias a películas como Buenas Noches y Buena Suerte, A Scanner Darkly o Zodiac, demostrando ser uno de los mejores actores de su generación. Protagonizar Iron Man le proporcionará más éxitos de taquilla, y Downey sabrá dotar al personaje de Tony Stark de una tridimensionalidad y una oscuridad que no le es ajena. El papel lo merece, ya que es tan jugoso que gente como Tom Cruise y Nicholas Cage estuvieron tras él. Que la película sea buena... eso ya sería mucho pedir. Y los aficionados al comic nos hemos acostumbrado a esperar lo peor. Por si acaso.

ZEPPO MARX

Imaginen la gran desilusión de sus invitados cuando, tras decirles que había invitado a uno de los hermanos Marx para animar la velada, al entrar se encontraran con el soso de Zeppo Marx. No se nos ocurre personaje más soso al que invitar a cenar. Pero posiblemente la historia no haya sido justa con Zeppo, sobre todo teniendo en cuenta que el pobre Zeppo tenía que competir con el humor surrealista de Groucho, la picardía de Chico y el encanto de Harpo, todos con habilidades musicales, frente a eso Zeppo sólo podía presumir de ser el más guapo de los cuatro, y el más soso. En realidad los hermanos Marx eran cinco, siendo Gummo Marx el único que abandonara el grupo cómico en su etapa de vaudeville, antes de que alcanzaran el éxito a través de sus disparatadas y geniales películas.

Zeppo duró más que Gummo, y de hecho llegó a participar en algunas de las mejores películas de los hermanos Marx como Plumas de Caballo (Horse Feathers, 1932) y la obra maestra de la comedia Sopa de Ganso (Duck Soap, 1933). En las cinco películas en las que participó junto a sus hermanos Zeppo interpretaba personajes románticos sin ninguna gracia, que quedaban brutalmente eclipsados frente a las locuras del resto del clan familiar. Seguramente ese fue el motivo que hizo a Zeppo abandonar su carrera cinematográfica antes de que los hermanos comenzaran a realizar mejores (y menos graciosas) películas como Un Día en las Carreras o Una Noche en la Ópera para la Metro. Para colmo de males Zeppo fundó en 1941 una empresa armamentística que entre otras lindezas ideó las argollas que sujetaron la bomba atómica que EEUU lanzó sobre Hiroshima. Fue el último de los hermanos Marx en morir, en 1979.

STAN LEE

Stan Lee es algo así como el Hugh Heffner de los comics. Medio creador y medio empresario, medio playboy y medio personaje de comic, Lee es el responsable de la creación de la editorial más popular del comic book americano, Marvel Comics. Como creador, de la mente de Stan surgieron personajes como los Cuatro Fantásticos, Spiderman, la Masa, Los Vengadores, Daredevil, el Doctor Extraño, la Patrulla X original, y todos los personajes que orbitan alrededor de esos astros. Lee es el último gran apostol, capaz de generar una mitología moderna que renueva los viejos mitos de Dioses y semidioses adecuándolos a la imagen del siglo XX, con máscaras, antifaces e identidades secretas. Stanley Martin Lieber, que así es su nombre auténtico, pasó de ser un guionista en la pequeña editorial Marvel a convertirla en una enorme corporación multimedia, protagonizando en los 60 lo que se conoce como la Edad de Plata del comic book. Es en 1961, con la creación de los Cuatro Fantásticos cuando le llega el éxito. Sin embargo, a menudo se acusa a Stan de acaparar toda la gloria de sus creaciones, mientras que los dibujantes Steve Ditko, John Romita y sobre todo el genial Jack Kirby, pasaban a tener un papel secundario. En realidad, los guiones de Stan eran meros borradores que completaban y rehacían prácticamente en su totalidad sus colaboradores gráficos. Por otro lado Stan era un pirata literario que supo rehacer viejos mitos y adaptar o copiar fórmulas que funcionaron en su día, así rescató del olvido a personajes de comics de los años 40 como el archiconocido Capitán América (que ya en los años 40 había sido dibujado por Jack Kirby), Namor o la Antorcha Humana, también adaptó personajes de la mitología nórdica como Thor, y por último plagió algunas ideas con bastante descaro (la Patrulla X es sospechosamente parecida a la Patrulla Condenada de su mayor competidor, la editorial DC Comics).

Stan dio a los comics una mayor dimensión realista, generando personajes que tenían sus puntos flacos y su lado oscuro, y tratando temas sociales en sus comics (como los disturbios raciales, las drogas o el caso Watergate) haciendo de Spiderman el comic más leido en los campus universitarios en los 60. Frente a esto generó modelos femeninos muy esteriotipados, no deja de ser gracioso que los poderes de las primeras supermujeres de la Marvel fueran hacerse invisible (la Chica Invisible) o hacerse más pequeña (la Avispa), y también mostró una imagen de los comunistas teñida por los estereotipos de la guerra fría, llenando los primeros comics Marvel de villanos comunistas (por ejemplo el cupable de que Bruce Banner se transfomara en la Masa o los que obligan a Tony Stark a convertirse en Iron Man). Una curiosidad es que Stan siempre ideaba los nombres para que fueran fáciles de recordar, haciendo que tanto el nombre como el apellido del personaje comenzaran por la misma letra, es el caso de Peter Parker, Reed Richards, Susan Storm, Bruce Banner, Matt Murdock, Stephen Strange... Stan prontó dejó la compañía en manos de su ayudante, el gran guionista Roy Thomas, y pasó a convertirse en el personaje mediático que es hoy, haciendo de todo, desde la producción de dibujos animados hasta sus cameos en películas (todas las adaptaciones de la Marvel y alguna rareza como Mallrats) y series (Los Simpson, Héroes). Finalmente Marvel le dio la patada en el trasero y Stan tuvo que pasarse a la competencia, DC y otras editoriales independientes. Stan alimentó más la parte publicitaria que la artística de la compañía y acabó lamentando el bocado que le había dado ese monstruo que había creado, ahora en manos de multinacionales. A pesar de ser un entrañable personaje, invitar a Stan a cenar significaría interminables horas de batallitas y, lo que es peor, que copiase al menor descuido todas nuestras ideas para su próximo proyecto. ¡Los viejos piratas nunca mueren!



CHUCK NORRIS

Encontrar en las listas de los posibles candidatos a la presidencia de EEUU por el partido republicano a un pastor evangelista ultraconservador como Mike Huckabee que defiende la versión de la biblia sobre la creación en contra del darwinismo no es nada extraño. Sí llama más la atención cómo resume Huckabee su política de inmigración: "¿Cuál es mi plan de seguridad de fronteras? Dos palabras: Chuck Norris". El bueno de Texas Ranger se suma así a la "exclusiva" lista de "actores" que apoyan al partido republicano (encabezada por Schwarzenegger), mereciendo por ello un lugar de honor entre nuestros "no invitados" del mes.


No es que la carrera cinematográfica de este campeón de kárate y kickboxing haya sido brillante, o siquiera destacable, pero no deja de ser un personaje de lo más curioso. Su "carrera cinematográfica" despegó gracias a su participación en la película de Bruce Lee El Furor del Dragón. Tras ésta Chuck participó en algunas cintas de acción en los años 80, destacando las trilogías Delta Force (en la primera de ellas junto a un talludito Lee Marvin) y Desaparecido en Combate, en las que mostraba un estilo de testosterona, artes marciales y patriotismo a raudales. Sus cintas fueron carne de videoclub, y acabó en la televisión, donde adquirió gran popularidad con la serie Walker: Texas Ranger. La serie llegó a emitirse durante ocho temporadas, produciendo además una película y un amplio seguimiento. Mi abuela, fan de la serie, siempre sospechó que ese ranger bajito era en realidad el Fari con una barba postiza.


Chuck creó un arte marcial llamado Chun Kuk Do, en cuyo código de honor podemos leer reglas como éstas: mantendré respeto hacia las autoridades y lo demostraré todo el tiempo, o me mantendré siempre leal a Dios, mi país, mi familia y a mis amigos. Esto, sumado a las colaboraciones de Chuck en páginas conservadoras y a hacer anuncios en que promueve el estudio de la biblia, hacen de Chuck el apoyo perfecto para cualquier candidato republicano que se precie. Si todo esto les parece poca razón para no invitar a Chuck a cenar recuerden por un momento como hace pocos años muchos de nosotros trasnochábamos para ver una y otra vez a Chuck en el teletienda vendiendo máquinas para hacer abdominales.

ROBERT MITCHUM

"La única diferencia entre yo y otros actores es que yo he pasado más tiempo en la cárcel", de esta rotunda manera se definía uno de los actores más populares del Hollywood dorado. Robert Mitchum era un tipo duro, dentro y fuera de la pantalla. Huérfano de su padre a los dos años, Mitchum vivió una infancia dura. Con catorce años se fugó de casa de su tía, y se puso a vivir en la carretera. Fue detenido por vagancia y obligado a picar piedras. Acabó fugándose, convirtiéndose en un fugitivo. Continuó su carrera de trotamundos haciéndose boxeador, profesión que le dotó de dos de sus rasgos físicos más característicos, sus ojos medio cerrados y su nariz maltratada. Entre sus bizarros empleos se cuenta ser el "negro" literario de un astrólogo, poeta, militar y un trabajo tan estresante que le dejó ciego por un tiempo.
En 1943 tuvo su primera oportunidad en el cine, y apareció en trece películas sólo ese año. Posiblemente la primera obra maestra en que Mitchum fue protagonista sea Retorno del Pasado (Out Of The Past, 1947), una deliciosa cinta noir dirigida por el maestro de las sombras Jacques Tourneur y en la que también participaba otro outsider de Hollywood, Kirk Douglas. La popularidad de Mitchum fue creciendo a medida que se consolidaba su imagen de chico malo de la pantalla y cada vez accedía a películas más populares, como Río sin Retorno (River of No Return, 1954) junto a Marilyn Monroe. Parte de la popularidad de Mitchum se debió a sus sonados escándalos, como cuando fue encarcelado por posesión de marihuana. Cuando salió de su encierro de 60 días se encontró con que le ofrecían más papeles que nunca.

El papel que hizo que Mitchum adquiriera el halo de leyenda fue su despiadada interpretación del predicador asesino en la brutal La Noche del Cazador (The Night of the Hunter, 1955). La película de culto, única dirigida por el genial actor Charles Laughton, fue un sonoro fracaso de taquilla, pero los años le dieron, al igual que a otras joyas como Vértigo o Ciudadano Kane, el estatus de obra maestra. La imagen de Mitchum vestido de negro, con sus manos tatuadas con las palabras love (amor) y hate (odio) es uno de los patrimonios inmortales del séptimo arte. Mitchum repetiría su papel de psicópata en otra maravilla, El Cabo del Terror (Cape Fear, 1962) en la que bordaba el papel de Max Cady, encontrando además su némesis en el íntegro Gregory Peck. Mitchum siguió los 60 con todo tipo de cintas: bélicas como El Día Más Largo(The Longest Day, 1962), westerns como El Dorado (1970), una revisión de Río Bravo de Howard Hawks junto a John Wayne, o dramas como La Hija de Ryan (Ryan's Daughter, 1970). Mitchum llegó a grabar dos discos que demostraban la versatilidad del artista, uno de calypso en 1957 y otro en 1967 en que destaca una memorable versión del tema Sunny. Mitchum, al contrario que muchos actores-cantantes, tenía talento musical.

En los 70 su fama cayó en picado pese a participar en interesantes cintas de cine negro como Yakuza (1974) o The Friends of Eddie Coyle (1973), y revitalizar el papel del detective Philip Marlowe en dos remakes de cintas de los años 40, Historia de un Detective y El Sueño Eterno, las nuevas versiones fueron Adiós Muñeca (Farewell My Love, 1977) y El Detective Privado (The Big Sleep, 1978). Al final de su carrera Mitchum participó con un pequeño papel, al igual que Peck, en el remake de Cape Fear, dirigida por Martin Scorsese. Uno de los puntos más interesantes de Mitchum era que se tomaba a guasa su condición de actor. En una ocasión le preguntaron qué técnicas utilizaba para actuar a lo que respondió "básicamente dos: con caballo y sin caballo". Mitchum solía firmar los autógrafos que le pedían con el nombre de su amigo Kirk Douglas y era un gran macarra que llevó su imagen de chico malo de Hollywood hasta las últimas consecuencias.




LENNY BRUCE

Y vi otra señal en el cielo, grande y admirable, que era siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas es consumada la ira de Dios. Esta cita con la que comenzamos nuestro entretenido capítulo de hoy proviene del Apocalipsis. Y poco podían imaginar los escribanos de la mitología hebrea que las plagas que invadirían el mundo no serían ni pestes ni nubes tóxicas, ni tan siquiera enfermedades de transmisión sexual, sino el más terrible invento jamás perpertuado por mente humana: los diabólicos monólogos humorísticos. Los llamados "stand-up comedy" en EEUU han sido desvirtuados hasta tal extremo en España que cualquier mentecato puede hablar sin sonrojarse de sus neuras pretendiendo, para colmo, que le riamos la poca gracia que Dios le ha dado. Hay tanto monólogo, y tan malo, invadiendo nuestras retinas a diario que la plaga Chiquito de hace una década parece una menudencia a su lado. Si hay que echar la culpa a alguien (por seguir con nuestro tono hebreo-católico del día) es al señor Lenny Bruce, responsable de renovar el género y darle transcendencia social en los años 60. Y también víctima de su candidez, al pensar inocentemente que en su país había libertad de expresión.

Lenny fue un auténtico rebelde de los 60, un mal humorista que decidió empezar a hacer de sus actuaciones pequeños escándalos públicos en los que mezclaba críticas a la religión, sexo a raudales y opiniones políticamente incorrectas sobre política y racismo, mezclando al KKK, las drogas y el aborto en semejante barullo inconformista. En un tiempo tan convulso como los años 60, con un país a punto de estallar en las universidades y los suburbios, Bruce fue un cabeza de turco para las autoridades, quienes le acosaron en parte debido a su popularidad entre la contracultura (Bob Dylan y Frank Zappa lo reivindicaban). Fue además el primer cómico que grabó sus actuaciones vivo y se hizo popular a nivel nacial gracias a sus apariciones en el show televisivo de Steve Allen. En 1951 fue arrestado por primera vez por suplantar a un cura para recaudar fondos para una leprosería, enbolsándose una parte de lo recaudado para su bolsillo, pero sus detenciones más recurrentes fueron detonadas por su lenguaje en el escenario. En 1961 le detienen por decir cocksucker (chupapollas) durante una actuación, a partir de entonces se sucederían una serie de injustificadas detenciones que se convirtieron en un acoso sistemático al cómico. A medida que las autoridades políticas y eclesiásticas más molestaban a Bruce, más se crecía éste en su lenguaje y más atraía al público. Pese a su popularidad el humorista tenía serias dificultades para poder actuar, debido a que la mayoría de los gobernadores prohibían sus actuaciones y al tiempo que tenía que pasar entre juzgados y prisiones.


A sus arrestos por obscenidad se sumaron sus problemas con las drogas y que le detuvieran también por posesión. Todo esto, sumado a sus problemas sentimentales, hicieron que Bruce fuera consumiéndose. El cómico se obsesionó con la defensa de la libertad de la expresión, convirtiendo sus actuaciones en aburridas peroratas judiciales y acabando con su fama por enfatizar un aire victimista y cada vez más descuidado. En 1966 murió por una sobredosis, con sólo 37 años. En 1974 el coreógrafo y cineasta Bob Fosse realizó el magnífico biopic Lenny, estructurado como un musical (sólo que en vez de canciones aparecían los monólogos de Bruce) y con un aire documental enriquecido por el blanco y negro. El papel de Bruce en el film lo bordó el genial Dustin Hoffman en una de las cumbres de su carrera. Hoffman supo retratar al hombre que de vivir hoy se reiría sin pudor de todo, empezando por los monologuistas baratos.

CHET BAKER

Chet Baker es uno de los más reconocidos iconos trágicos de la historia del jazz y de los mejores trompetistas de los 50. Baker se hizo un hueco entre las leyendas del género gracias o a pesar de ser blanco y endiabladamente hermoso, un factor que sin duda le ayudó al comienzo de su carrera pero también hizo que no fuese tomado demasiado en serio como intérprete. Con su estilo íntimo, tanto a la trompeta como cuando cantaba, casi susurrando, temas de amor, se vio dotado de un aura trágica y romántica que se sumó a las muchas adicciones que consumieron su vida. Baste ver alguna de las fotos de Baker al final de su carrera, en los años 80, para certificar cómo el tiempo segó la belleza del bardo del jazz. El rostro arrugado de Chet hablaba de una vida de excesos y tiempo robado.

Baker se enganchó a la heroína en los años 50 y fue encarcelado en varias ocasiones, pero no fue hasta los años 60 cuando su adicción empezó a interferir seriamente en su carrera. En 1960 es encerrado durante año y medio en Italia, y se pasó toda la década alternando actuaciones con detenciones. En 1966 es víctima de una paliza relacionada con sus adicciones, perdiendo parte de su dentadura y acarreando secuelas que sumadas a su drogadicción hicieron que dejara de tocar a principios de los 70. Baker necesitaba dinero para mantener sus adicciones y volvió a grabar sin ningún criterio más que el de conseguir dinero. En los años 80 fue reivindicado por gente como Elvis Costello, para quien grabó, o el cineasta Bruce Weber quien realizó en su homenaje el documental Let's Get Lost en 1987. Un año después Baker, tras haber mezclado heroína y cocaína, se lanzaba desde la ventana de un hotel en Amsterdam.