THE RAT PACK

2007 ha visto morir una leyenda. Joey Bishop, el último miembro vivo del mítico Rat Pack de Frank Sinatra, moría en Octubre, y sólo 24 horas después el Sands Hotel Atlantic City era demolido. Era el fin de una era de martinis y mujeres abrazadas por trajes de seda azul, de swing y una sección de vientos acariciando la voz de Dean Martin, mafiosos y políticos, actrices y estafadores. Como nos relataba Martin Scorsese en el epílogo de su genial película Casino, ya nada será igual. Un Las Vegas adulterado y convertido en atracción turística para grupos de jubilados, lleno de atracciones familiares e hileras de máquinas tragaperras no se puede comparar al estilo de la ciudad en los años 50 y 60, cuando reinaban Sinatra y sus secuaces, la sin par Rat Pack.
El Rat Pack original surgió como un grupo de reunión de unos actores vecinos que querían superar su alcoholismo. Entre estos actores se encontraban Humphrey Bogart, Judy Garland, Lauren Bacall, David Niven y un joven Frank Sinatra. Años después Sinatra se apropiaría del nombre con las intenciones contrarias, su Rat Pack era un grupo que se dedicaba a beber todo lo que podía, amar (en el sentido bíblico) a cuanta más gente mejor y cometer toda clase de descerebradas fechorías. El punk antes del punk.
En este singular grupo de gamberros con clase se encontraban dos de los mejores crooners de todos los tiempos, el genial Dean Martin y el polifacético Sammy Davis Jr. quienes hacían un equipo irrepetible junto a Sinatra en el escenario. Acompañando a los tres cantantes (y actores) estaban el actor Peter Lawford y el cómico Joey Bishop. Algunas actrices orbitaban alrededor del grupo como la brillante Shirley McLaine y la bellísima Angie Dickinson. El grupo se hizo famoso por sus actuaciones en las Vegas. En dichas actuaciones el grupo salía a divertirse, generando una empatía con el público gracias a la irresistible actitud pasota y la clase de Dino, la profesionalidad de Sinatra y la versatilidad de Sammy. También hicieron juntos una serie de películas, la mayoría sólo rescatables por las actuaciones musicales del trío. La primera de la saga es una obra maestra, La Cuadrilla de los Once (Ocean's Eleven, 1960), una excelente cinta que retrata las Vegas de la época, y el testamento cinematográfico del grupo. No hace falta decir que los espectadores hemos tenido que sufrir recientemente una aburrida, artificiosa y vacía trilogía donde se adaptaba sin imaginación el original en manos del sobrevalorado Steven Soderbergh y para mayor lucimiento de los figurines Clooney y Pitt. El resto de películas del Rat Pack de Sinatra son bastante mediocres si las comparamos con Ocean's Eleven, incluyendo varios westerns y una comedia mafiosa, Cuatro Gángsters de Chicago (Robin and the Seven Hoods, 1964), en la que participó el veterano e idolatrado crooner Bing Crosby.

Pero sobre todo ellos estaban juntos para divertirse, haciendo lo que les viniera en gana. Sus relaciones con la mafia, sus continuos escarceos alcohólicos y escándalos sexuales, sumados a la relación del grupo con poderosos políticos, siendo el más notable el presidente de EEUU John F. Kennedy, cuñado de Peter Lawford, hicieron que su leyenda fuese una de las más interesantes en los años 60. Su luz se fue extiguiendo a medida que su poder se desvanecía y veían desaparecer su mundo de luces de neón y fiestas nocturnas en los casinos. Sus conciertos pasaron de ser reuniones de la alta sociedad y el crimen organizado a atracciones de aire nostálgico para toda la familia. El Rat Pack sufrió la maldición de las Vegas. Y en el 2007 desaparecen los últimos vestigios de ese estilo inigualable. El mundo ya no tiene cabida para un Dean Martin, ni siquiera para un Joey Bishop. Y otra luz de neón se apaga en el horizonte.



RAMON NOVARRO

El problema de Ramón Novarro fueron las malas compañías. El actor mexicano fue uno de los latin lovers más solicitados del cine mudo, al nivel de Rodolfo Valentino. Posiblemente el papel por el que haya pasado a la posteridad cinematográfica Novarro sea el protagonista de la versión de 1925 de la mítica Ben-Hur. Novarro pudo conservar su éxito con el paso del cine mudo al sonoro, pero el tiempo hizo mella en él y acabó en producciones de serie B al expirar su contrato con la Metro. Novarro fue uno de los homosexuales más notorios de la era del cine mudo. Su fervor católico le generó una serie de sentimientos de culpa que le convirtieron en un hombre atormentado. A pesar de ello era un hombre sensible y culto, con un extremo buen gusto. Excepto para lo más importante. Novarro acabó asesinado por dos hermanos, unos chaperos a los que invitó a tener relaciones en su casa. En un ejercicio de ironía extrema fue torturado y después asfixiado por un pisapapeles con forma de pene gigante que le había regalado Rodolfo Valentino. Una anécdota tan macabra sin duda inspiró la escena del asalto a la casa en La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick. De modo que si decidimos invitar a Novarro a nuestra casa, será mejor que nos aseguremos de que no trae acompañante.


WOODY ALLEN

A veces las cosas comienzan de la manera más inocente, con un "Mia, ¿te importa ir tú sóla a la ceremonia de los Oscars mientras yo me quedo ayudando a la niña para el examen de Freud? Invéntate cualquier tontería, yo qué se, que estoy tocando el clarinete". Y, claro, una cosa lleva a la otra. Y acabamos mal, pero que muy mal. Con Allen dejando a su pareja, Mia Farrow, por la hija adoptiva de ambos, en uno de los escándalos más sonados de la historia del cine. No deja de ser curioso que el mayor defensor cinematográfico del psicoanálisis protagonizase tal embrollo freudiano. "Ahora entiendo por qué insistía tanto en que la llamáramos Electra", comentó en más de una ocasión con sorna Mia Farrow. El autor de la genial Días de Radio acabó por abandonar el psicoanálisis, no sabemos si al final era demasiado duro mirarse por dentro. No tenemos el dato de la cantidad de reclamaciones que le habrán hecho sus fans para que les devuelva el elevado importe de frustadas sesiones de terapia. Tampoco podemos constatar cuánto influyó el caso Allen-Farrow en la tremenda proliferación de adopciones de niñas asiáticas en nuestro país.

En cualquier caso, la mayor razón para no invitar a Allen no es el que vaya a acosar a nuestras hijas, ni siquiera para aquellos que tengan adolescentes asiáticas en casa. No invitaremos a Allen a casa para que no nos aburra con sus monotemáticos monólogos tartamudeados. con su psicoanálisis de todo a cien, con su halo de intelectualismo snob y su retórica aburrida.

LEWIS CARROLL

Dejad que las niñas se acerquen a mí, podría titularse el capítulo de hoy. Esta es la historia de un conservador profesor de matemáticas, Charles Ludwidge Dodgson, puritano y aburrido, autor de decenas de libros de lógica, y con un secreto inconfesable para la beata sociedad británica de la época: pasó 25 años fotografiando a niñas desnudas. Cuando fue descubierto, ante el sonado escándalo, limitó su hobby a pintar en secreto retratos de sus ninfas infantiles. Lewis Carroll, seudónimo por el que sería el profesor recordado, era un hombre atormentado, probablemente virgen, obligado a convertirse en un hipócrita, del que sería heredero el personaje de Humbert Humbert de la novela Lolita de Nabokov. Y la lolita de Carroll fue Alice Lidell, una niña de once años, hija del decano de la Universidad para la que Carroll trabajaba, a la que el bueno del profesor hacía fotos en posturas insinuantes con el pecho al descubierto, a la que colmaba de regalos, cartas de amor y caricias. Un Carroll de 31 años llegó a pedir a la niña en matrimonio, algo que su madre no interpretó muy bien. La dichosa pareja fue separada, no sin antes prometer Carroll que escribiría las historias que solía contarle sobre una niña en un mundo mágico, como había prometido. La niña y el personaje compartían un nombre, Alicia.

Vistos así Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo, dos de los relatos fantásticos más fascinantes de la literatura universal, son frescos deliciosamente perversos que retratan la pérdida de la inocencia y la evasión a mundos sin límites a la imaginación (o a las leyes contra la pederastia). El libro surgió de un calentón del pícaro profesor quien mandó en 1864 el manuscrito original a Alicia. Nunca volvió a ver a la niña, quien conservó el manuscrito, y siguió recibiendo cartas del maduro Carroll con frases tan reveladoras como “He tenido montones de niñas-amigas desde entonces, pero todas han sido otra cosa”.

MOONDOG

Louis Hardin, más conocido como Moondog, fue una de las figuras clave del Nueva York bohemio de los años 50, equiparable musicalmente a algunos de los compositores más delirantes del siglo XX como Sun Ra o Harry Partch. Amigo y admirador del genial Charlie Parker, la música de Moondog es difícil de definir pues se mueve entre muy distintas corrientes, desde el jazz a la música orquestal, pasando por los madrigales o el minimalismo rítmico de su percusión, su primer amor musical. Los discos de Moondog van de las piezas sinfónicas a la música inspirada por los sonidos de los indios americanos. Pero sobre todo Moondog era un hombre de contrastes: Janis Joplin hizo una versión de uno de sus madrigales, All Is Loneliness, también grabó un disco de nanas con Julie Andrews mientras era admirado por Igor Stravinsky y Leonard Bernstein, y los compositores Philip Glass y Steve Reich le consideraban el fundador del minimalismo.

Aunque lo que suele llamar la atención de Moondog, por encima de su peculiar música, es su extravagante aspecto. Moondog quedó ciego a los 16 años por la explosión de un cartucho de dinamita, y desde entonces centró todos sus intereses en la música. Debemos recordar que la tradición de ciegos en la música se remonta a los primeros bluesmen como Blind Willie Johnson o Blind Boy Fuller, gente que no tenía muchas opciones para ganarse la vida, y se continúa en gente como Ray Charles o Stevie Wonder. Moondog estudió en varias escuelas para ciegos, y acabó abrazando el estilo bohemio de Nueva York, convirtiéndose en un músico callejero. Debido a sus largas barbas la gente le relacionaba con Jesucristo, y Hardin, queriendo alejarse de este tópico, adoptó las vestimentas que lo harían famoso. Conocido como el vikingo de la sexta avenida, Moondog tocaba en la calle, vestido con traje vikingo, espada, casco y escudo incluidos, interpretando su música marciana en instrumentos de percusión inventados por él mismo. Hay otra cosa que debemos a Moondog, y es el nombre del rock'n'roll. En 1956 el locutor más conocido de la radio norteamericana, Alan Freed, tituló su programa de música Moondog. El programa era tan popular que impulsaba la nueva música de la generación de adolescentes de los 50. Nuestro Moondog, Louis Hardin, demandó a Freed por usar su nombre sin su permiso, y Freed tuvo que improvisar un nuevo nombre. El nombre fue rock'n'roll show, con lo que bautizó al género. Moondog murió en 1999 cuando llevaba años retirado en Alemania, como le exigía su fervor por la mitología nórdica, y componiendo sinfonías enormes. Si algún lector quiere invitar a cenar al señor Moondog que se asegure antes de que la cena no es de etiqueta.


TED NUGENT

Ted es el eslabón perdido entre el simio y algo mucho más primitivo. Como músico fue el más salvaje guitar hero de los 70, años en que ganó su apodo de "Motor City Madman", evidentemente porque nació en Detroit. Nugent comenzó su carrera con el grupo psicodélico The Amboy Dukes quienes consiguieron un éxito con el single Journey To The Center Of The Mind. Con dicha banda Nugent ya destacó por su salvaje forma de tocar la guitarra, asentándose como uno de los más enérgicos guitarristas de su generación. El cantante de la banda fue Rusty Day, quien luego lideraría el genial grupo Cactus junto al batería Carmine Appice y el bajista Tim Bogert, y quien acabaría muriendo junto a su roadie y a su hijo de 12 años en su casa, tiroteados por un intruso con el que presuntamente tenía algún negocio sucio.

En los 70 cosechó un hard rock salvaje con éxitos como Cat Scratch Fever y Stranglehold, destacando sobre todo en sus actuaciones en directo con solos explosivos e interminables. Nugent pertenece a la cultura del exceso del rock, y tradujo esos excesos en su vida cotidiana. A pesar de tener algún punto interesante, como ser de las pocas estrellas del rock que rechazaba el uso de las drogas y el alcohol (otros fueron Frank Zappa, para cuyo sello Nugent grabó, y Todd Rundgren), en general es una persona de las que no querrías encontrarte en tu vida. Ultraconservador, vecino de George Bush, miembro de la Asociación Nacional del Rifle, cazador activo y enemigo jurado de los grupos ecologistas (en particular del grupo radical PETA, quien le manda a menudo correspondencia amenazadora), camorrista consumado que ha participado en toda clase de broncas y pleitos, crítico con la homosexualidad y moralista consumado que sin embargo no tuvo problemas para tener relaciones sexuales con menores, como con Courtney Love, quien aseguró que practicó con él sexo oral a los 12 años, Nugent también se hizo tutor de su pareja de 17 años para poder tener relaciones con ella. A Ted le parece que en Irak hace falta "otro Nagasaki" y siempre está dispuesto a apoyar cualquier política que tienda a "la derecha de la derecha". En sus últimos años, y debido a su poco gancho musical, Nugent sobrevive gracias a reality shows de la TV como Wanted: Ted or Alive o Surviving Nugent, en el que siete urbanitas tenían que sobrevivir a las locuras de Ted, quien les obligaba a montar retretes o desollar jabalíes. En este último show Ted acabó cortándose con una sierra eléctrica. Ver para creer. Si algún lector necesita alguna razón para no invitar a Ted a cenar es que está leyendo el blog equivocado, que vaya a la página de la NRA, seguro que coincide más con sus gustos.






SEAN YOUNG

Una de las actrices más bellas y con más talento de Hollywood en los años 80, Sean Young, protagonizó un sonado escándalo a finales de los 80 que marcaría para siempre su carrera. Young será eternamente asociada a su papel en el clásico de ciencia ficción Blade Runner (1982). Su carrera se mueve entre films muy diversos, desde thrillers, tan eficaces en los 80, y para los que Sean encajaba como un guante, como No Hay Salida (1987) o Bésame Antes de Morir (1991), a comedias como El Pelotón Chiflado (1981) o Ace Ventura (1994), pasando por cine fantástico como Dune (1984). En 1988, tras protagonizar la película The Boost junto a James Woods, con el que tuvo un romance, Sean comenzó a acosar al actor. Woods acusó públicamente a la actriz de acoso, llegando a la corte, aunque finalmente retiró los cargos. La maniobra intimidatoria de Sean se ha comparado a menudo con el film Atracción Fatal, y el mismo guionista dijo haberse inspirado en la actriz a la hora de crear el personaje de la acosadora, interpretada por Glenn Close. El escándalo no ayudó a la actriz, quien empezó a tener fama de ninfómana, algo muy mal visto en la puritana sociedad estadounidense. Esto, unido al hecho de haber perdido grandes papeles en Batman (llegó aparecer vestida de catwoman frente a un atónito Tim Burton) y En Busca del Arca Perdida, ha hecho que su carrera se haya ido hundiendo a nivel comercial. Aunque ha sido rescatada por el cine independiente, siempre necesitado de estrellas de capa caída. Si decidimos invitar a la Young a cenar, señores, no se quejen luego de la tórrida correspondencia que les puede llegar a casa.

RICK JAMES

Rick James fue una estrella fugaz del funk de los 70, el eslabón perdido entre Michael Jackson y Prince. Brilló durante poco tiempo, pero cuando lo hizo iluminó con su estilo y salvó a la compañía Motown de la bancarrota, cuando sus baladas soul estaban ya pasadas de moda. Neil Young fue parte de su primer grupo, pero cuando inició su carrera en solitario fueron sus temas, que se definieron como "punk funk", unidos a su actitud rebelde, los que le abrieron las listas de éxitos. Su tema más conocido es de 1981, Super Freak, y ha sido utilizado recientemente en esa maravilla cinematográfica que es Pequeña Miss Sunshine. Pero posiblemente el tema sea más conocido por el plagio que cometió el rapero de tercera M.C. Hammer para hacer su famoso U Can't Touch This en 1990. Durante su periodo en Motown tuvo la ocasión de producir y grabar algunos duetos con las viejas glorias de la factoría de soul de Detroit, consiguiendo que gente como Smokey Robinson o The Temptations volvieran a las listas de éxitos.
James murió en 2004 víctima de un infarto, antes había tenido que abandonar su carrera musical por problemas con su corazón. Pero hacía tiempo que la luz fugaz de James se había apagado, debido a su adicción a la cocaína y a sus problemas con la justicia. Entre 1993 y 1995 cumplió condena por dos agresiones a mujeres. Todo esto hace que James no fuera una buena compañía en ninguna cena de este mundo.

FERNANDO ESTESO

Fernando Esteso, uno de los humoristas más populares de los años 70 y 80 en España, comenzó su carrera como humorista televisivo con su famoso gag del "Coñac la Parra" (el que lo bebe la agarra). En sus primeros años conoció a Lauren Postigo, quien escribiría para él varios éxitos pop de corte humorístico, de entre los que destaca la archiconocida Ramona, la no menos popular El Zurriagazo, el tema bailable Bellotero Pop y un corte social como es Ya Estamos en la Democracia. Sus parodias musicales estaban basadas en gracejos estereotipados como el del paleto o el "andaluz mariquita". Por la época en que llegan sus primeros éxitos musicales empieza su carrera cinematográfica con apariciones secundarias en títulos como Celos, Amor y Mercado Común, y sus dos primeros papeles protagonistas en Onofre y Pepito Piscinas. Esteso dejaría de lado su carrera musical para centrarse en el cine, aunque en 1982 participó con una canción "seria", Soy un Vividor, de Augusto Algueró, en el festival de Benidorm, quedando en sexta posición. Pero es junto al prodigioso artesano de cine Mariano Ozores con quien alzanzará la cumbre de su carrera, gracias a la genial idea de unirlo a otro humorista televisivo, Andrés Pajares. Juntos, como unos modernizados Abott y Costello, protagonizarían un humor sin pretensiones, con gags fáciles, tópicos y señoritas mostrando sus protuberancias mamarias, que por algo estaban en la era del destape. Junto a ellos siempre aparecía el maravilloso Antonio Ozores, quien daba réplica a la pareja. La película que los unió fue Los Bingueros (1979), una maravilla cinematográfica al nivel de las comedias de Billy Wilder o Ernst Lubitsch que mostraba la cruda realidad de la ludopatía en un ejercicio encomiable de cine social divertido y entretenido.

El éxito fue tal que la pareja realizó nueve películas más, toda una colección de arte cinematográfico entre las que destacan la parodia de Rocky, Yo Hice a Roque Tercero (1980), la versión española de Tarde de Perros que es Todos al Suelo (1982), la crítica a los tejemanejes de las multinacionales Los Energéticos (1979) y la caricatura de la sanidad pública Agítese Antes de Usarla (1983). Aunque posiblemente el despropósito mayor de esta pareja sin par fuese el querer protagonizar una película de corte familiar, un musical sin precedentes en el que participaron Tito, el Piraña y el perro de las películas de Parchís, tamaña obra maestra se llama Padre no Hay Más que Dos (1982). Un Mariano Ozores en frenética actividad, una especie de Roger Corman español, producía tres o cuatro películas al año, y alternaba las protagonizadas por la pareja con otras en las que sólo aparecía uno de los dos (con frecuentes cameos de uno u otro). En solitario Esteso hizo grandes comedias como el western Al Este del Oeste (1984), El Erótico Enmascarado (1980), Queremos un Hijo Tuyo (1981) o la mítica trilogía del cura, formada por El Hijo del Cura (1982), El Cura ya Tiene Hijo (1983) y la mediocre El Amor Sí Tiene Cura (1991), ésta última dirigida por Javier Aguirre. Pero probablemente la cumbre interpretativa de Esteso sea la magnífica cinta de espionaje cañí ¡Qué Tía, la C.I.A! (1985).


En la actualidad Esteso ha pasado a engrosar un halo de loser que le favorece mucho. Mientras su compañero, Andrés Pajares, iba abandonando el cine del destape por películas más prestigiosas como La Hoz y el Martínez, ¡Ay Carmela! o Moros y Cristianos, de Berlanga, Esteso se iba hundiendo en sus adicciones. Los éxitos habían pasado, sus romances (como con una joven Norma Duval) eran sombras del pasado, y Esteso se vió abocado a presentar programas de TV como La Ruleta de la Fortuna, en un estado lamentable de embiagrez. Actualmente Esteso sigue trabajando en el teatro, y apenas podemos entenderle en sus apariciones públicas. Ha protagonizado algún escándalo de los medios de incomunicación y si lo invitáramos a cenar probablemente acabaría tumbado en el suelo haciendo sin saberlo una nueva versión de su viejo gag del coñac. Pero qué gran actor hemos perdido y qué gran injusticia juzgar su obra con ligereza. Ojalá dentro de veinte años se siga hablando de Amenábar y compañía, pero lo dudo mucho.


ROBERT E. HOWARD

Robert Edwin Howard fue uno de los escritores clave de la literatura fantástica, quien en los años 30 redefinió el género de las aventuras de capa y espada con un personaje mítico, Conan el bárbaro. El cimmerio ha pasado a la posteridad gracias a la continuidad que tuvo la obra de Howard tras su muerte. Una serie de escritores como Robert Jordan o Poul Anderson, el ilustrador Frank Frazetta, los comics de la editorial Marvel, sobre todo gracias a la labor del guionista Roy Thomas y los dibujantes John Buscema y Neal Adams, y la versión de Hollywood dirigida con maestría por John Millius, han sido la continuación del legado fantástico de Howard.

Howard pertenecía al círculo de escritores con los que se carteaba el maestro de la literatura de terror H.P. Lovecraft, y con los que conjuntamente escribió su obra magna, los Mitos de Cthulhu. Con Lovecraft compartía una visión del mundo donde se relacionaba la pureza con la etnia anglosajona blanca, y solían mostrar a los villanos bajo estereotipos racistas. En los relatos de Howard se puede observar una visión colonialista del mundo, así como un estilo literario de ficción histórica que compaginó con el género fantástico, donde aparte de Conan destacan otros personajes como el rey Kull o Red Sonja. Howard era un texano loco, obsesionado por las armas, que tras entrar su madre en coma se suicidó con un colt 38. Por tanto recomendamos excluir a Howard de nuestras cenas, a no ser que algún lector esté pensando en organizar un ágape para el Ku Klux Klan Texano, o para el no menos concurrido club de escritores suicidas.

REZSÖ SERESS / BILLIE HOLIDAY

La cultura del cine español es infinita. Se dan a conocer las candidaturas de los premios Goya del año que viene y ponen la canción Gloomy Sunday dentro del apartado de canción original. La canción, utilizada en la película La Caja Kovak e interpretada por Lucía Jiménez (a quien, en el colmo del despropósito, se acreditaba como compositora) es de todo menos una composición original. El tema fue compuesto en 1933 por el pianista húngaro Rezsö Seress, y ha sido interpretado, entre otros por Billie Holiday, The Kronos Quartet, Diamanda Galás, Björk, Elvis Costello, Marianne Faithfull, Billy Eckstine, Ricky Nelson, Stan Kenton, Carmen McRae, Sinéad O'Connor, Artie Shaw, Sarah Vaughan y Jimmy Smith. ¡Lo que se dice una canción original! La Academia tardó dos días en corregir su estúpido error. Aprovechemos esta anécdota para recordar tanto al compositor del tema como a su intérprete más famosa.
El pianista y compositor autodidacta Rezsö Seress compuso su canción más famosa en 1933, el título era Szomorú Vasárnap, y en su traducción al inglés se convirtió en Gloomy Sunday (Domingo Lúgubre). La canción era una oda al suicidio, tan deliciosa como depresiva, entre su versos se pueden leer líneas como ésta: "Domingo Lúgubre, mis horas no encuentran el sueño / queridas son las incontables sombras con las que vivo / Las pequeñas flores blancas nunca te despertarán / No donde el carruaje negro del dolor te ha llevado". A pesar de la invitación al suicidio tras la muerte del ser amado que contiene la letra, el tema finaliza de forma políticamente correcta, sugiriendo que todo había sido un sueño. Puede que el autor sospechase que la canción provocaría suspicacias.

Muchas leyendas han corrido en torno a la canción y a su autor. Una de ellas dice que la novia de éste se suicidó tras oir la canción. El autor de la letra, Laszlo Javor, también se suicidó. La canción fue prohibida en Hungría tras una serie de 17 suicidios relacionados con el tema. El propio Rezsö Seress se suicidó en 1968 tirándose de la ventana de un edificio. Cientos de suicidios se han asociado a Gloomy Sunday, de hecho cuando el tema llegó a EEUU en 1936 se vendió con el sobrenombre de "la canción húngara del suicidio" en una macabra campaña de marketing. Sam M. Lewis adaptó la letra al inglés, y la intérprete fue toda una experta en canciones flamígeras, Billie Holiday.

Gloomy Sunday se convertiría en uno de los temas clave de la carrera de la diva del jazz. Y su interpretación sigue siendo insuperable, llena de silencios y tiempo perdido. La vida de Billie Holiday no había sido un camino de rosas, y no es extraño que se identificara con esta historia de amor perdido y vida al borde del precipicio. Muchos aspectos de la historia de esta gran cantante siguen teñidos entre las sombras de la leyenda. Violada con diez años, aficionada a la marihuana y a la heroína, arrestada durante 8 meses por posesión de drogas y con una prohibición durante los últimos 12 años de su vida para actuar en clubes, con amantes mafiosos que le maltrataban, víctima de una estafa que le dejó con 70 centavos en el banco al final de su vida, Billie Holiday murió de cirrosis mientras estaba bajo custodia policial. Holliday fue sobre todo una mujer valiente, en un mundo de hombres ella cantaba, tocaba y componía (temas tan famosos como God Bless The Child), se declaró abiertamente bisexual y rompió los tópicos cantando temas de hondo calado social como el mítico Strange Fruit, en contra de los linchamientos de negros, o de temáticas difíciles, como Gloomy Sunday.

Billie fue consumida por su propia leyenda, al igual que Rezsö fue víctima de la leyenda de su canción. En el estupendo film El Funeral de Abel Ferrara aparece la versión de Gloomy Sunday interpretada por Billie, aunque injustificadamente alterada. Ver esta película es un justo homenaje a ellos mucho mejor que ver la mediocre peliculilla española nominada estúpidamente a los Goya.
Visto todo esto, ¿es Gloomy Sunday una canción maldita? ¿Induce realmente al suicidio? Bueno, es lógico pensar que un suicida decida escuchar una canción que le invite explícitamente a ello antes de dar el gran salto, pero decir que es una canción maldita, es como decir que La Barbacoa de Georgie Dann induce al asesinato de animales.


JAYNE MANSFIELD

El título de nuestro sobrecogedor relato del día bien podría ser "la bella y la bestia". Hoy hablaremos de una de las actrices menos dotadas para la interpretación y mejor dotadas en ciertos aspectos de su físico de la meca del cine. La señorita Jayne Mansfield fue un icono sexual de los años 50 y 60 que comenzó una errática carrera cinematográfica en un intento de competir con Marilyn Monroe. A pesar de ser notablemente más exhuberante que Marilyn, nunca pudo quitarse su halo de actriz de segunda fila, apareciendo en películas mediocres que siempre mostraban los encantos más evidentes de la actriz. Entre lo más interesante de su carrera cinematográfica está el haber participado en una de las películas clásicas del rock'n'roll, The Girl Can't Help It, en la que intervenían los míticos Gene Vincent, Little Richard y Fats Domino, y el film Bésalas por mí, realizado por Stanley Donen y protagonizado por Cary Grant.

Una de las razones por las que no invitar a la señorita Mansfield a cenar es el que sus más que generosos atributos (102-56-89) provoquen la envidia de las otras damas invitadas, como ocurre en la foto donde una atónita Sofía Loren no puede dejar de mirar a la Mansfield. Pero sobre todo no debemos invitarla teniendo en cuenta los antecedentes de la rubia actriz por juntarse con compañías de más que dudosa procedencia. Casada tres veces, entre ellos con un Mr. Universo, Jayne vivió los últimos años de su vida con una desmedida inclinación a las fiestas nocturnas y la vida de sociedad, mientras su carrera de iba hundiendo en títulos cada vez más mediocres.
Pero sin duda la relación que marcó el último año de la vida de Jayne fue el conocer a Anton Lavey, un admirador de la figura del brujo Aleister Crowley (1875-1947), lo que le impulsó a fundar en 1966 La Iglesia de Satán. Bajo tan siniestro nombre se esconde un culto pseudo-hippie más relacionado con una visión del mundo laica, intelectual y humanista, que con los sacrificios humanos con los que tradicionalmente se relaciona el satanismo. A pesar de sus supuestas buenas intenciones, Anton Lavey aprovechó toda una parafernalia siniestra para atraer acólitos en la era del amor libre. Su cabeza rapada y su aspecto demoníaco, unido a una serie de ritos pintorescos fue un buen gancho para darse a conocer. Entre los primeros curiosos de la comunidad hollywoodense estaba una fascinada Jayne Mansfield.

El flechazo fue instantáneo. Jayne y el Papa Negro mantuvieron un tórrido romance a espaldas de sus respectivas parejas. Dicha relación ha dado lugar a una famosa leyenda urbana. La leyenda dice que Mainsfield vendió su alma a Satán y por ello falleció en un accidente de coche en 1967, siendo decapitada en el mismo. La realidad parece bien distinta, Jayne no fue decapitada sino que sufrió una mutilación parcial en la parte superior de su craneo. Y el interés de Jayne hacia el satanismo era más bien profano, centrándose en las dotes amatorias de Lavey. Sin embargo, la maldición de Jayne siguió tras su muerte. En 1980 Arnold Schwarzenegger protagonizó un biopic sobre su vida, y en la actualidad Engelbert Humperdinck vive en su mansión, empeñado en hablar con su fantasma (ver capítulo anterior). Por todo esto, Jayne, preferimos no invitarte a cenar, no sea que la leyenda sea cierta y nos aparezcas como un Sleepy Hollow con silicona.

LOS CANTANTES PREDICADORES




Hoy revisaremos varios casos de cantantes populares que acabaron siendo predicadores. Invitarles a cenar nos proporcionaría una velada aburrida y a lo mejor hasta nos hacían bendecir la mesa. Por si acaso apunten los siguientes nombres en su lista negra para esta nochebuena, no sea que le aparezcan dispuestos a recitar salmos.

Little Richard fue uno de los pioneros del rock'n'roll en los años 50, su estilo incendiario al piano fue el pistoletazo de salida para gente como Jerry Lee Lewis. Sus salvajes gritos, su maquillaje y sus muy diversos escarceos sexuales le valieron el apodo de La Reina del Rock'N'Roll. Quién nos iba a decir que uno de los rockeros más salvajes acabaría convirtiéndose en sacerdote.

El motivo fue un accidente de avión en el que prometió que si salía con vida dejaría su vida del pecado y se haría predicador. Se salvó, tiró sus joyas a un río y cumplió su palabra, durante un tiempo. Cuando volvió a necesitar dinero volvió al rock'n'roll, aunque sin perder su santidad. En sus últimos conciertos se dedica a repartir las "biblias de Little Richard", compaginando el maquillaje y el sacerdocio con notable falta de pudor.




Wayne Cochran fue uno de los mejores cantantes blancos de soul. En los 50 tuvo un exito de rock'n'roll con una canción de "chica muerta en accidente", la estupenda Last Kiss (versioneada en los 90 por Pearl Jam), pero es en los 60 donde selló su leyenda haciendo un soul incendiario al estilo de James Brown con temas tan geniales como Some-A' Your Sweet Love o Goin' Back To Miami. Tanto su estilo vocal como su estrafalaria vestimenta, con capas blancas y sus rizos rubios al viento le hicieron un referente del soul blanco. La banda de Wayne Cochran, los C.C.Riders se convirtió en una de las mejores formaciones de soul de los 60 y los 70, con una impresionante sección de vientos y un grupo de músicos memorables, de hecho fue el grupo donde comenzó su carrera el bajista más revolucionario de la historia, Jaco Pastorius, y fue el claro precedente de bandas como The Blues Brothers.

Wayne vivió la vida de rockero hasta que robó una biblia de un hotel y esto, en sus propias palabras, "le salvó la vida". Dejó el alcohol y las drogas y se hizo pastor para la Iglesia de Jesús en Miami. En 1981 se hizo ministro de Dios a tiempo completo y junto a su mujer predica su conversión desde su página web http://www.voiceforjesus.org/

Engelbert Humperdick fue el más serio competidor de Tom Jones en los años 60 y 70. Frente al estilo salvaje del tigre galés, el indio de origén británico mostraba un estilo de crooner elegante, siempre con pajarita. La voz de Engelbert siempre fue superior a la de Tom, como demuestran los mayores éxitos de Engelbert, Release Me y The Last Waltz. Los 80 fueron sin embargo una época dura para el cantante, quien no supo adaptarse a los nuevos tiempos como el galés.

Convencido de sus dotes divinas en la actualidad sigue dando conciertos donde asegura que sus canciones tienen el don de curar enfermedades. Se define como un curador de la fe, y dice que sus oraciones tienen un inmenso poder, pudiendo hacer cualquier cosa que él desee. Puede que en su lucha por la fe le ayude el fantasma de la actriz Jayne Mainsfield, con la que tiene contacto desde que compró su mansión en LA.




Cliff Richard tiene el honor de haber sido el pionero del rock'n'roll británico, suyo es el primer single del rock'n'roll británico, Move It. Cliff era la respuesta británica a Elvis y dominó las listas del Reino Unido hasta la llegada de los Fab Four. Junto a su grupo de acompañamiento, los geniales The Shadows, hizo algunos de los mejores singles del rock de la era. También algunas películas que precedían el estilo de las películas Richard Lester (en una de ellas viaja a un país exótico, España, y le dedica una canción a la paella). En 1964 se convierte al cristianismo y decide seguir en el negocio de la música para expandir la palabra divina. La carrera de Cliff estaba ya más cerca del pop, de sus canciones para Eurovisión como la celebérrima Congratulations. En años siguientes siguió grabando discos de pop y soft rock, algunos tan cercanos a sus creencias como un doble disco dedicado a la vida de Cristo y el single Whenever God Shines His Light, grabado junto a Van Morrison. En los años 90 Cliff apareció en la campaña de TV del libro religioso Fuerza para Vivir, algo que despertó las iras de las archidiócesis españolas que veían aterrorizadas que se les acababa el negocio. Sólo por eso, Heatcliff, a lo mejor te levantamos la veda un día de estos, pero no te traigas la biblia.




Cat Stevens tenía una carrera estable en el mundo del pop de los 70 (con canciones tan destacables como The Firts Cut Is The Deepest o Father And Son) cuando vio la luz tras un accidente en el que casi se ahoga. Tras ello, y previa lectura del Corán, cambió su nombre por el de Yusif Islam y abrazó la fe musulmana. Pese a un parón en los 80 en el que llegó a plantear a su productora que dejase de distribuir sus discos, ahora sigue grabando discos, aunque con un corte musical más cercano al mundo árabe y con títulos tan contundentes como A Is For Allah. Recientemente el pobre Yusif ha sufrido la islamofobia creciente en los aeropuertos internacionales, siendo tomado por terrorista.

El caso de Leonard Cohen, que se retiró a un templo budista durante años, suena más a sequía creativa que a otra cosa. Al salir del templo Cohen había recuperado la fe en vender discos, y no le fue mal del todo con un nuevo estilo más new age y menos acústico. Por supuesto todos los periodistas aplaudieron el gesto de humildad del señor poeta Cohen, quien era el campanero del monasterio (lástima que no se quedara sordo), pero es que queda más inn irte de "convivencias zen" que hacerte musulmán o evangelista. Ohmmmmmmm.

Que se lo digan a Peret, que tuvo que aguantar las críticas cuando abandonó sus grabaciones en los años 80 para ponerse a predicar en la Iglesia Evangelista de Filadelfia. Por cierto que en 1990 abandonó la iglesia y volvió a su actividad de rumbero. Desde entonces, ni fu ni fa.

JOHN LANDIS Y EL LANDISMO

Sin querer despreciar el género cómico patrio bautizado en honor a Alfredo Landa, debemos referirnos a Landismo por ese cine zafio hecho con desmedida por uno de los directores americanos más populares en los años 70 y 80, John Landis. Ya en uno de sus primeros films Landis nos regaló una de las más terribles maldiciones del cine: las películas de universitarios gamberros. Desmadre a la Americana (Animal House, 1978) supuso el inicio de una saga terrorífica llena de Porkys y Albóndigas en Remojo, además de ser el descubrimiento cinematográfico de esos Esteso y Pajares yankees que fueron John Belushi y Dan Aykroid. Un año antes nos había "regalado" una película de gags llenos de señoritas desnudas, Kentucky Fried Movie, una especie de "destape a la americana", con guión a cargo de Jim Abrahams y David Zucker (responsables de Aterriza como Puedas y su interminable saga). Su carrera parecía despegar con sus siguientes intentos, la celebérrima The Blues Brothers (1980), de nuevo con Belushi y Aykroid, que mostraba la pasión de Landis por la música negra, Un Hombre Lobo Americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981) que sigue siendo uno de las mejores mezclas de humor y terror del cine y la acertada comedia Entre Pillos Anda el Juego (Trading Places, 1983), que supuso una de las primeras películas de Eddie Murphy, rescatado como Belushi y Aykroid de la cantera televisiva que fue el programa Saturday Night Live. De todos modos, por lo que siempre será recordado Landis es por haber rodado en 1983 el videoclip más famoso de la historia, el Thriller de Michael Jackson.

Ese mismo año lo que parecía ser una carrera prometedora del cine comercial se convertiría en pesadilla. Landis participó en la película coral En los Límites de la Realidad (The Twilight Zone, 1983) homenaje al mítico programa de si-fi de los años 50. John cumplió la ardua tarea de hacer el capítulo más aburrido de los cuatro de la película (cosa difícil teniendo en cuenta que participaba el ñoño de Spielberg). Durante el rodaje de una escena bélica de su capítulo, la explosión de un helicóptero produjo la muerte del actor protagonista Vic Morrow, y de dos niños de seis y siete años que habían sido contratados de forma ilegal por Landis. La falta de seguridad a la hora de rodar la escena hizo que Landis fuera acusado de "homicidio involuntario". Cinco años después, y en un juicio amañado por los grandes estudios, Landis fue absuelto. En el proceso de esos cinco años gran parte de la industria retiró su apoyo incondicional al director. Brian de Palma dijo que no se podía utilizar para esa clase de escenas a gente que no era especialista, y mucho menos a niños.

Aunque el juicio sirvió para que se incrementaran las medidas de seguridad en los rodajes de Hollywood, la carrera de Landis se vio resentida. Antes del juicio continuó su racha de nefastas películas con Cuando Cae la Noche (Into the Night, 1985, sólo destacable por una pelea a cuchillo entre Carl Perkins y David Bowie), Espías como Nosotros (Spies Like Us, 1985), Tres Amigos (¡Three Amigos!, 1986) y los episodios más nefastos del film coral Amazon Women in the Moon (1987), pero tras el juicio se vio relegado a hacer capítulos de Disneylandia (se ve que matar dos niños es la mejor manera de entrar en el reino de Mickey Mouse) hasta que en 1991 realizó una nueva versión de la película francesa Oscar cambiando a Louis de Funès por ¡Silvester Stallone! Después Landis se ha debatido entre episodios televisivos y películas tan nefastas como Superdetective en Hollywood III. Dicho todo esto, no sabemos si lo peor de invitar a Landis a cenar sería aguantar su barato sentido del humor o los tres fantasmas de los que iría acompañado.